lunes, 27 de febrero de 2012

Aunque tu no lo sepas

Ana del Alba cuenta una historia del pasado que se repite en el presente, Maribel/Beatriz seduce a Ana/Silvia

Domingo 8 de Mayo de 2011

Hoy he cumplido 20 años, lo hemos celebrado en casa comiéndonos una pizza. Los muy cabrones me han regalado un consolador, nos hemos reído un montón. Allí estaba Silvia, mi amiga y mi amada, aunque ella no lo sepa. Es mi mejor amiga, a la vez que compañera en la escuela de ingenieros. Lo que pasa es que no se decirle que la quiero y que quiero que sea mi pareja. Ya se que estamos en el siglo 21, pero no se cómo seducirla sin que una negativa rompa nuestra amistad. Por la noche, sola en mi cuarto, he usado el consolador, metiéndomelo por el coño como si fuera manejado por Silvia. Luego me he desvelado. Y por casualidad he abierto el libro de teoría de circuitos que también me han regalado. Me dijeron que lo compraron de segunda mano porque está descatalogado. Al hojearlo ha caído dos fotocopias de lo que parece un diario. Está fechado hace más de 24 años, y lo que he leído me ha dejado tonta. Una mujer, una tal Ana, cuenta cómo otra mujer, una tal Maribel, la seduce hasta que follan juntas y se hacen pareja. Y parece que ocurre en una escuela de ingenieros ¿será la mía? El libro parece pertenecer a una tal María Isabel, he buceado en los registros de mi escuela y parece ser que existió una alumna llamada Ana V. C. y otra alumna llamada María Isabel G. C. ¿serán las protagonistas del diario? Según los anales coincidieron en la promoción 1986-92. Mañana le preguntaré al profesor García, que también estudió en esa promoción.

Lunes 2 de Abril de 1987

Hoy he cumplido 20 años, por la mañana he ido a la escuela de ingenieros como siempre. Por la tarde hemos celebrado el cumpleaños con la panda en el burguer de moda. Me han regalado un consolador los muy cabrones, al grito de “cumpleaños feliz Ana”, recordándome que ahora no salgo con ningún chico, pero nos hemos reído mucho con el cacharro. Por la noche lo he estrenado, no es como una polla pero me he calentado un rato con el dedito y con el coño mojado ha entrado sólo. La sensación es sensual, me he follado con él y hasta me he corrido.

Lunes 9 de Mayo.

Si que parece que son ellas, el profesor García las recuerda: Ana V. C. más bien bajita, morena, buen culo y bonitas piernas pero poco pecho, normalita de cara, muy inteligente, eso si, fue a curso por año, Maribel G. C. más alta, guapa, de pelo castaño, con un tipo de impresión, según él, repitió primer curso, por eso coincidió con Ana, y también que corrió el rumor de que eran lesbianas porque se las veía siempre juntas. En aquella época era un tema tabú, y además en un escuela básicamente masculina, era un tema todavía más fuerte. Pero seguro, seguro nadie supo nunca nada. Acabaron el 1992 y, según el profesor, se fueron a Madrid a trabajar. Y allí les pierde la pista. He releído su historia y se me acaba de ocurrir que puedo usar la misma técnica que usó Maribel para seducir a Ana. Si ya funcionó una vez ¿porqué no una segunda?

Martes 3 de Abril

Algo extraño me ha ocurrido. Al irme a casa tras las clases, he metido la mano en el bolso para coger la tarjeta de transporte y he notado que había un papel que esta mañana no estaba y no recuerdo haberlo metido. Al leerlo he encontrado una nota extraña que copio: “Cuando beso tus labios, tu corazón salta de gozo, tus emociones a flor de piel desean mis labios, tu lengua busca la mía, bébeme, goza mi boca, antesala del placer que esperas. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Estoy confundida, en las horas de clase, se han sentado a mi lado unas cuantas personas, y no tengo forma de saber quien ha metido la nota en mi bolso. Además la nota viene escrita a máquina y, lógicamente, sin firmar. ¿Quién será ese amante misterioso? Soñando con él, he vuelto a usar el consolador, y me he vuelto a correr. Mañana estaré más atenta a ver si descubro quien es.

Martes 10 de Mayo

He aprovechado que Silvia se ha sentado conmigo para dejarle la primera de las notas que he impreso, dice así: “Cuando beso tus labios, tu respiración se agita y tu corazón salta de gozo, deseas mis labios, tu lengua busca la mía, bébeme, goza mi boca. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Lo ha descubierto en su casa y me ha llamado para contármelo. Le he quitado importancia pero hemos quedado que mañana nos fijaremos en quien puede haber sido. Está intrigada pero no asustada. En mi cama el consolador me da el placer que espero recibir de ella. Silvia, te amo.

Miércoles 4 de Abril

Pese a estar atenta al bolso, he encontrado la nota en el bolsillo de la chaqueta que colgué a primera hora en las perchas del aula. Lo he encontrado cuando la he recogido a quinta hora antes de ir al laboratorio de electricidad. Como la otra está mecanografiada y sin firmar dice: “Tus pechos están deseando que los toque, los pezones reclaman mis labios y mi lengua recorre tus aureolas, tu placer crece y crece, los gemidos avisan del gozo que te doy. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. El misterio me escama, aunque también me excita ¿quien será ese misterioso amante? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Es un amigo? He repasado a todos los compañeros y amigos, a ver si sorprendo en una mirada al amante misterioso, pero no ha habido suerte. Mirarme me miran, todos. ¿Cómo no? Si soy una de las seis chicas de la clase. ¿Se lo pregunto a todos? ¿Y cómo lo hago? Por la noche, me he acostado y mis manos han ido a mis tetas, como si fuera ese amante misterioso que me excita. Naturalmente, me he tenido que masturbar del calentón que me ha entrado.

Miércoles 11 de mayo

Hoy deslicé la nota en el bolsillo de la chaqueta que colgó en el perchero del aula. Dice así: “Tus pechos están deseando que los toque, los pezones reclaman mis labios y mi lengua recorre tus aureolas, tu placer crece y crece, los gemidos avisan del gozo que te doy. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Un poco subido de tono pero es lo que desearía hacerle si puedo. Lo encontró antes de salir y me lo ha enseñado. Por supuesto que he disimulado totalmente y me he puesto con ella a observar a todos los compañeros. En estos tiempos, somos bastantes las chicas que estudiamos aquí, no como en tiempos de Ana y Maribel. Y, claro, no hemos encontrado nadie que pudiera ser. Muchos se fijan en ella porque es guapa, aunque no la más guapa de la clase. La tengo más intrigada y creo que se empieza a excitar con el tono de las notas. Silvia, te amo.

Jueves 5 de Abril.

Otra vez ha pasado. El amante misterioso se ha atrevido a meter la nota en el bolsillo de la chaqueta, que he llevado puesta en todas las clases. La he encontrado a tercera hora y luego no he podido seguir atenta a las clases. Como las otras viene mecanografiada y sigue tan atrevida como las otras, la copio: “Me coloco a tu espalda, estás desnuda de cintura para arriba, te beso el cuello, mis manos recorren tus pechos y tu tripa, suspiras de placer, te gustan mis caricias. Soy tu amante aunque tu no lo sepas” ¿Quién se ha acercado tanto como para meter la mano y la nota en mi bolsillo? Ha debido ser en la cafetería, a tercera hora. Pero tomando café sólo estábamos Juan, Antonio, Mario, y Maribel, otra de las pocas chicas de la clase. Y no me parece que fuera ninguno de ellos. Lo peor es que la nota acierta, me encanta que me acaricien estando a mi espalda, que las manos de mi amante me recorran toda mi delantera mientras me besa el cuello. ¿Quien sabe tanto de mi? Eso lo he compartido con algunas de las amigas y compañeras, Maribel, la de la cafetería, Mayte, Arancha, y Anabel, que están en la otra clase, y algunas amigas de fuera de la escuela. Y claro, también lo saben los chicos que han compartido mi cama, pero ninguno de ellos está en la escuela. El misterio me excita. No puedo dejar de tocarme en la cama. ¿Quien eres, amante misterioso?

Jueves 12 de Mayo

Esta vez me he sido más atrevida. He deslizado la nota en el bolsillo de la chaqueta ¡y la llevaba puesta!. La ha encontrado a cuarta hora y me la ha enseñado: “Me coloco a tu espalda, estás desnuda de cintura para arriba, te beso el cuello, mis manos recorren tus pechos y tu tripa, suspiras de placer, te gustan mis caricias. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Por la noche no puedo dejar de masturbarme cuando copio las notas para Silvia. Se ha alarmado porque el misterioso amante se le ha acercado y ella no lo ha visto. Inocente, si supieras quien es tu amante. Me ha confesado que anoche tuvo que masturbarse del calentón que le dio el releer la nota. Creo que esta noche también tendrá que aliviarse, como yo lo haré. Silvia, te amo.

Viernes 6 de Abril.

El amante misterioso ha vuelto otra vez. Se ve que ha percibido que estaba muy atenta a todos mis bolsillos y bolsos y, esta vez, ha deslizado la nota en el libro de Teoría de Circuitos. Lo he visto al llegar a casa y abrirlo para el examen del lunes. Dice en caracteres de máquina: “Tus piernas desean separarse para dejar paso libre al pozo del placer, tu monte palpita y la cresta quiere despertar, amada mía, prepárate porque ya te llega el gozo. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Joder que directo, este tipo quiere follarme, y si sigue así, lo va a conseguir. Me tiene caliente. La pena es que hasta el lunes no tendré otra nota. El fin de semana me encerraré con Maribel para preparar el examen de circuitos.

Viernes 13 de Mayo

Siguiendo con el esquema de mi predecesora, he deslizado la nota de hoy en el libro de Física II del examen del lunes. La ha encontrado cuando, al llegar a su casa, ha abierto el libro. Me la ha leído, aunque sé lo que pone: “Tus piernas desean separarse para dejar paso libre al pozo del placer, tu monte palpita y la cresta quiere despertar, amada mía, prepárate porque ya te llega el gozo. Soy tu amante aunque tu no lo sepas”. Me ha confesado que cada vez tiene más deseo de saber quien es ese amante misterioso, porque debe ser tremendo follar con él. Hemos quedado para el sábado para estudiar juntas. Silvia, te amo.

Sábado 7 de Abril.

He pasado el día estudiando con Maribel. Como es mi amiga, no he podido más y le he contado lo de las notas que vengo recibiendo desde el lunes. Ella opina que no parece peligroso y que deje que siga con las notas, seguro que al final averiguamos quien es. Yo le he dicho que a estas alturas no me importa quien sea, sino que está seduciéndome poco a poco. Que por las noches me lo imagino junto a mi y que le estoy dando mucho uso a ese consolador que me regalaron. Se ha sorprendido de que me sienta seducida, pero con semejantes notas ardientes ¿quien no caería? Si promete sexo y placer.

Sábado 14 de Mayo

Hemos pasado el día juntas estudiando. Por supuesto no ha encontrado ninguna nota, sería descubrirme si le pongo una, claro que, siguiendo el esquema de hace 24 años, en el fin de semana no hay notas, pero hay cercanía. La he convencido para que deje que sigan apareciendo las notas, y me ha confesado que cada noche se masturba pensando en ese amante misterioso que quiere hacerla gozar. Se siente seducida por el poder de la palabra de ese amante. He encontrado un hueco antes de que salgamos para escribir en este diario que guardo celosamente. Silvia, te amo.

Domingo 8 de Abril

Hoy no tengo nada que reseñar en el diario. Hemos pasado el día haciendo problemas y estudiando. Le he enseñado las notas a Maribel y está de acuerdo conmigo, su autor quiere sexo pero me promete placer. Eso asienta su idea de que no parece peligroso.

Domingo 15 de Mayo.

Anoche salimos juntas, para despejarnos de los estudios y para tomar unas copas. Como otras veces, nos hemos arreglado para salir, me ha prestado un vestido suyo y nos hemos vestido juntas. En un momento dado hemos estado en ropa interior, y nos hemos mirado. Casi la beso, pero me he contenido, aún no está seducida del todo, y precipitarme sería equivocarme. Pero me he excitado con su cuerpo perfecto, al menos para mi. Si fuera tío, seguro que me habría empalmado. Hemos dormido juntas como otras veces, en su cuarto hay dos camas. Y juraría que se ha masturbado, pero no puedo asegurarlo. El día ha transcurrido entre problemas y teoremas. Por la noche he escrito la nota del día siguiente en mi casa. Silvia, te amo.

Lunes 9 de Abril.

Siguiendo el consejo de mi amiga, no he estado atenta a ver a mi amante misterioso deslizar su nota en mis propiedades. La he encontrado en el bolso, como el otro día. “Tu sima está húmeda y caliente, deseas llegar al placer supremo, pero te contienes porque sabes que quieres más y más caricias en el botón del gozo. Me amas y tu lo sabes”. Aquí se percibe un cambio, ya no es mi amante, sino que soy su amada, es decir sabe que he sucumbido a sus encantos. Sabe que me ha seducido y que deseo que haga realidad cuanto dice. ¿Cómo puedo haber sido seducida así? Y, sin embargo, deseo que ponga sus manos en mi. En la cama me corro un par de veces. Amante misterioso, ven a mi.

Lunes 16 de Mayo

La nota la he dejado en su bolso, me la ha enseñado: “Tu sima está húmeda y caliente, deseas llegar al placer supremo, pero te contienes porque sabes que quieres más y más caricias en el botón del gozo. Me amas y tu lo sabes”. He cambiado el final porque ya se que ella ha caído seducida por el amante misterioso, yo. Espero que por la noche se acaricie, aunque me ha pedido el consolador que me regalaron. Nos hemos reído juntas. Mañana se lo llevaré. Silvia, te amo.

Martes 10 de Abril.

La nota estaba escondida en el banco del aula. Claro que como siempre me siento ahí, es fácil que la encuentre. Esta vez no es de sexo, bueno, no tanto. Dice “Ahora que has gozado y eres mía, me harás caso y mañana vendrás con falda pero sin bragas. Me amas y tu lo sabes”. Vaya, ahora quiere jugar, quiere ponerme cachonda y le pone que le haga caso. ¿Y cómo sabrá si le he hecho caso? ¿Cómo sabrá que no llevo bragas? Porque lo de la falda es fácil de ver, pero lo de las bragas. De todas formas, seguiré el juego y me presentaré como quiere mi amante misterioso.

Martes 17 de Mayo

Le he prestado el consolador. Y, como he llegado antes que ella, he puesto la nota en el cajón del banco donde nos sentamos, pero luego he salido para esperarla a la entrada. Por supuesto la ha encontrado y me la ha enseñado: “Ahora que has gozado y eres mía, me harás caso y mañana vendrás con falda pero sin bragas. Me amas y tu lo sabes”. La ha distraído un poco la variación, pero está dispuesta a jugar. Cada vez está más y más interesada. Por la tarde he comprado un consolador, lo tengo en su caja para usarlo con ella. Silvia, te amo.

Miércoles 11 de Abril

Me he presentado con falda y sin bragas. A segunda hora he encontrado la dichosa nota. “Siéntate en la cafetería en los asientos frente a la entrada, y déjame ver la entrada de la gruta donde anida el placer. Me amas y tu lo sabes”. He hecho lo que me pide el amante misterioso, y me he divertido un poco cuando he visto a tantos tíos pasar por la entrada de la cafetería una y otra vez, solo para verme con las piernas un poco abiertas y el coño al aire. ¿Quien de todos es mi amante? Pero no he estado sola. Maribel ha estado conmigo intentando ver, de entre todos, quien pudiera ser. No hemos averiguado nada. Pero en mi bolso apareció a última hora otra nota. “Eres un poquito viciosa, se acerca el día. Mañana quiero verte sin sujetador. Me amas y tu lo sabes”. Otro juego. Se divierte el amante, pero me está poniendo cachonda.

Miércoles 18 de Mayo

Silvia ha venido en falda y sin bragas, como me ha enseñado en el servicio antes de entrar. Me ha dado un calentón verle el coño, pero me he controlado. La nota se la dejé en el banco de la clase: “Siéntate en la cafetería en los asientos frente a la entrada, y déjame ver la entrada de la gruta donde anida el placer. Me amas y tu lo sabes”. Me ha pedido que me siente con ella, y lo he hecho. Me he divertido un poco, y también me he arrepentido, porque mucha gente le ha visto el coño a mi amada. No tenía previsto sentir celos de todos. La segunda nota se la puse en el bolso, la encontró antes de salir: “Eres un poquito viciosa, se acerca el día. Mañana quiero verte sin sujetador. Me amas y tu lo sabes”. Silvia me ha confirmado que vendrá así. No puedo evitar acariciarme en mi cama pensando en ella. Silvia, te amo.

Jueves 12 de Abril

Naturalmente he ido sin sujetador, y me he puesto una camiseta un poco transparente, se notaba que no llevaba sujetador y, además, mis pezones se marcan bastante en la camiseta. A última hora encontré la consabida nota: “Se acerca la hora. Mañana entrarás en el servicio, a la hora de matemáticas II, vente sin ropa interior y con falda, ponte una venda para no verme aun, y sabrás lo que es el placer. Me amas y tu lo sabes”. Vaya, esto si que no lo esperaba, se acerca a mi pero no quiere que le vea, ¿qué se propone? A la hora que me ha citado, el pasillo está vacío. ¿qué hago? ¿Voy a la cita? Pero ¿como dice o le preparo una trampa y voy sin venda? Si hago esto quizá no venga más a mi. La situación es como para morirse de miedo ¿Y si es un psicópata de esos? He llamado a Maribel, y dice que veo muchas películas, por otra parte me propone una idea sensata: yo voy, hago lo que me ha dicho pero ella se esconde antes en el servicio y ya me dirá quien es. Creo que es una buena idea, y así lo haremos. Me mentiría si no reconociera que estoy muy excitada, como da fe el dichoso consolador.

Jueves 19 de Mayo.

Silvia ha venido sin sujetador, se nota porque, además la muy cachonda, se ha puesto una camiseta que transparentaba sus pezones. Creo que se la han comido con la mirada todos los tíos de la clase. La nota se la he dejado en el bolso: “Se acerca la hora. Mañana entrarás en el servicio, a la hora de dibujo II, vente sin ropa interior y con falda, ponte una venda para no verme aun, y sabrás lo que es el placer. Me amas y tu lo sabes”. Llega el momento más delicado. Me ha enseñado la nota, y le he dicho que yo estaría con ella en el servicio de al lado, está totalmente entregada. Tendré que tener mucho cuidado para no descubrirme. Silvia, te amo.

Viernes 13 de Abril

Vaya fecha. Hemos hecho lo acordado, Maribel se ha escondido a primera hora, por si el amante misterioso vigilaba. A la hora de Matemáticas II, que es la tercera clase del día, he ido al servicio, he esperado que se vacíe y todo el mundo vaya a clase, me he puesto la venda y he esperado. Al cabo ha entrado una persona. Lo he sentido más que oído. Se me ha acercado, no he visto, oído ni olido nada especial. Nada ha dicho, pero ha hecho que separe las piernas, se ha puesto detrás de mi, me ha acariciado las tetas y luego ha utilizado algo, que luego he visto que era un consolador, porque lo dejó allí, para follarme, mientras me ha masturbado con un dedo. Me he corrido. Luego se ha ido con el mismo sigilo con que vino. No se quien es, y no tengo claro si es hombre o mujer, sólo le he oído respirar, antes de concentrarme en mis sensaciones. Al cabo del tiempo, me he quitado la venda, he visto el consolador, ya tengo dos, y ni rastro. He dicho en voz alta ¡Maribel!, y ella ha aparecido. Pero ¡no ha visto nada! Según ella estaba atenta por si oía algo para asomarse y ver al amante misterioso, pero no ha notado nada, esto es como para volverse loca. Un tipo ha llegado, me ha follado y mi amiga, al lado, no ha notado nada. Pero en el aula he encontrado la dichosa notita: “Iré a tu casa mañana, espérame. Me amas y tu lo sabes”. Diablo, cómo sabe que mañana estaré sóla en casa. Miedo y excitación es lo que tengo. Miedo por si pasara algo, pero visto lo de hoy, no lo creo. Excitación porque no he escrito nada de taparme los ojos o algo así. Mañana es, pues, el día en que voy a saber quien es. De todas formas, Maribel se ha ofrecido a venirse hoy a casa conmigo y esconderse mañana por si las moscas. Le he dicho que no, pero que la llamaría cuando supiera quien es.

Viernes 20 de Mayo

Llega el día. Me he escondido en el servicio, según lo acordado. Llevo el consolador nuevo y me he puesto unos guantes. Me he cambiado de ropa para no estar como ella me ha visto, me he puesto una mascarilla para no dar olor y un pasamontañas para taparme el pelo y me he puesto a esperar. A la hora de la cita ha entrado en el aseo, la he susurrado que ahí estaba. Se ha puesto la venda. Sólo puedo imaginar lo que sintió Maribel al hacer a Ana lo que yo le he hecho a Silvia. He entrado en el aseo, me he situado a su espalda cas sin respirar, le he acariciado las tetas y pellizcado los pezones. He levantado su falda y acariciado el coño, luego he metido el consolador nuevo y, al tiempo que la he follado con él, le he tocado el clítoris. Se ha corrido, y yo me he puesto a mil. La he dejado sentada resoplando de placer. Dejé el consolador como recuerdo y salí de allí. Lo mas difícil ha sido quitarme la ropa de asaltante para vestirme como ella me vio a primera hora. Tenía que hacerlo en cinco minutos y sin ruido. Creo que lo logré. Y también que he convencido a Silvia de que no he visto nada ni oído nada. Me ha contado que ha tenido uno de los mejores orgasmos de su vida, y me ha enseñado el consolador. Hemos ido a la cafetería a descansar un rato. En el aula ha encontrado la última nota: “Iré a tu casa mañana, espérame. Me amas y tu lo sabes”. Ya sabía que este fin de semana, Silvia se encontraría sola en casa. Naturalmente me he vuelto a ofrecer a ir a su casa para esconderme y por si el misterioso amante intenta algo peligroso, pero me ha dicho que no. Está convencida de que el amante sólo quiere darle placer. Silvia, te amo.

Domingo 15 de Abril

Por fin ha pasado, pero estoy hecha un lío. Demasiadas cosas en un día. Las contaré como las recuerdo. Me quedé sola en casa, los papas se fueron el fin de semana. Dormí mal el viernes, jugando con mis dos consoladores. El sábado estuve esperando. Nada por la mañana. Comí un poco y seguí esperando, libros, música, tele, nada me atraía la atención sólo esperaba oír el timbre de la entrada. Finalmente sonó. Corrí a abrir y me encontré con Maribel. “¿Qué haces aquí?” Pregunté. Entró “Soy tu amante, y tú lo sabes” Me dijo mirándome fijamente. Me he quedado de piedra ¡Ella! Me ha besado. ¡Es ella! Me ha besado otra vez ¡Maribel! “Te quiero, Ana” Ha dicho. Te quiero, resuena por mis oídos, estoy como hipnotizada, muchas emociones pasan por mi, me ama, me ama, me ama, la amo, la amo, quiere mi placer, quiero su placer . Lo siguiente que recuerdo es estar desnuda en mi cama con su lengua lamiéndome el clítoris y corriéndome. Ha usado su mano, su lengua, los consoladores, todo para darme placer. Me ha recorrido entera, me ha acariciado, lamido, pellizcado, me ha puesto a mil. Nos hemos dormido juntas, desnudas y abrazadas. Ahora está en la cama, dormida. Me he repuesto de la sorpresa, pero ahora volveré a la cama para devolverle el placer que me dio anoche.

Domingo 22 de Mayo

Lo he conseguido, Silvia ya es mi amante. El sábado desperté hecha un manojo de nervios. Sabía que ya la había seducido, pero todavía tenía dudas para cuando me descubriese. No se cómo pasé la mañana ni lo que comí. Tras la comida dije en casa que me iba a estudiar con Silvia y que tal vez pasara la noche fuera. Me he vestido como para ir a estudiar: tejanos, camiseta, bailarinas, bolso, nada especial. Y he ido a si casa. He llamado al timbre y me ha abierto. “¿Qué haces aquí?” me pregunta como entre asombrada y expectante. He entrado, la he mirado y la he besado, un beso largo y profundo. Me ha mirado un poco incrédula. “Soy tu amante, y tu lo sabes”. He dicho. Sigue incrédula, pero menos. La he besado otra vez. “Te quiero, Silvia”, “yo también te quiero, Beatriz”, nos besamos de nuevo. Beso a beso hemos llegado a su cuarto. La he desnudado entre besos y caricias. La he tendido en la cama y luego me he desnudado. Hemos estado follando todo lo que quedaba de tarde. Hemos usado lengua, dedos, manos, de todo, incluso los consoladores, para darnos placer una a la otra. Le he besado una y mil veces, he acariciado, lamido, mordido, y de todo sus tetas, ella ha hecho lo mismo conmigo. He atacado su coño con lengua, su clítoris con dedos, hurgado en su vagina con lengua, dedos y consolador. Ella ha respondido con otro tanto. Hemos follado de pie, tumbadas, una sobre la otra, haciendo el sesenta y nueve. Nos hemos dicho palabras de amor en el oído. A no se que hora hemos cenado desnudas en la cama. Luego hemos vuelto al sexo. Nos hemos dormido abrazadas para despertarnos con sexo. Nos hemos declarado, somos novias y nos queremos. Silvia, ya me amas como yo te amo.

Ana del Alba

viernes, 24 de febrero de 2012

El Cid

GatitaKarabo resume así su segundo relato: Antes de rechazarme, escúchame...

Shhhh… Tranquila Teresa… Estás aún confusa por las drogas que inundan tu organismo, pero trata de relajarte o será peor. Sí… Oh, sí… Puedo sentirlo… Ya estoy dentro de ti, violentando tu cuerpo, invadiéndote… Duele. Sé que te duele. Desearía que no hubiera dolor. Daría cualquier cosa porque todo fuera más fácil, por evitarte cualquier sufrimiento, pero no existe otra manera y lo sabes.

Te rebelas contra mí, lo noto. Siento como tu cuerpo me repudia, como si yo fuera algo abominable. Te resistes, me desprecias… pero sigo dentro de ti, moviéndome para ti. Tratas de apartarme. Para ti soy repulsivo. Lo entiendo Teresa, de verdad que lo entiendo, pero por favor, escúchame, escucha a mi corazón. Sé que no lo merezco, pero no me rechaces. Necesito que me escuches… que me entiendas… Oye mi historia al menos.

Podría comenzar narrando las aventuras y hazañas del ilustre, joven y atractivo abogado Rodrigo Villena Salinas, también conocido con el sobrenombre de “El Cid”, pero, aunque sé que soy un arrogante hijo de puta, no soy tan pedante como para hablar de mí mismo en tercera persona. Tampoco voy a relatar el cantar de gesta de un héroe. No peco, sin embargo, en ser presuntuoso, si me describo como un hombre inteligente, con una muy buena posición económica y un físico excepcional. Lo de apodarme “El Cid” vino, en parte, por llamarme Rodrigo, por ser valenciano, y porque dicen por ahí que siempre he sido “muy mío”.

Te ahorraré el rollo de detallarte mi feliz infancia; el paso por cada una de mis felices nanas y cuidadoras, que se desvivían por darme todos mis caprichos, mientras mis acaudalados y felices padres se desvivían a su vez por ser tan aristocráticos, elegantes y felices que adoptaron la máxima de que sólo las infelices clases obreras se ocupan de sus propios hijos.

No es que me queje… Si bien es cierto que de niño me faltaron los besos de mamá, te aseguro que cuando fui más mayorcito los mejores ejemplares del sexo femenino aventajaron con creces la carencia. No exagero si te digo que simplemente chasqueando los dedos podía conseguir tirarme a la tía que quisiera… Así de fácil. Pocas se me han resistido.

Te diré que ha habido muchas mujeres en mi vida, muchas… Tantas que me sería imposible recordar los nombres. No sabría decirte un número aproximado, ya que nunca he llevado la cuenta, pero lo que sí que sé es que cada una de ellas coincidiría en describirme como un cabronazo. “Sí, Rodrigo, El Cid… lo recuerdo. Muy guapo, pero un cabrón sin sentimientos”.

Eso pensaba Ángela de mí, por ponerte un ejemplo… Ángela era la morena de los labios gruesos que chupaba la polla de manera espectacular. Hablaba demasiado, eso sí. Tenía que aguantar al menos quince minutos de cháchara absurda sobre cosas que no me importaban una mierda, antes de poder embutirle la polla en la boca y que ejercitara la lengua en otras labores más placenteras para mí. Se cabreó bastante cuando me llamó para contarme entre hipidos que habían ingresado a su madre en el hospital y que se estaba muriendo. Yo le propuse que no era necesario anular la cita, que antes de pasarse por el hospital, podría pasarse por mi casa a hacerme una mamadita.

Sí, fui bastante crudo. Lamenté después no haber sido algo más sensible con el tema de su madre terminal y tal, porque me jodió perder esa boca de vicio… Al menos Ángela no estaba enamorada de mí y la ruptura no fue nada dramática para ella. Otras muchas sí que se enamoraron y no me siento orgulloso ahora al confesarte que fui bastante cruel echándolas de una patada de mi cama -y de mi vida- cuando ya me había aburrido de ellas, lo cual solía suceder al poco tiempo de conocerlas.

Nunca me he comprometido, al menos, no en serio. Sí que mentí sin remordimientos, simulando sentimientos que estaba muy lejos de sentir, sólo con tal de follarme a alguna melindrosa de esas que no lo hacen sin amor.

Me viene a la memoria una chica pelirroja que se me había antojado y de la que no recuerdo su nombre. Recuerdo que, a pesar de que pasaba de ella tras tirármela un par de veces, la chica seguía empeñada en que yo, en el fondo, la amaba. Se desengañó finalmente cuando me vio metiéndole la polla, que ella consideraba de su propiedad, en el suculento coño de su hermana. Yo mismo propicié que nos pillara y así me las quité de encima a las dos: a la solícita enamorada y a la puta salidorra de su hermanita adolescente. ¿Te escandalizo? ¿Te turba mi lenguaje? Lo siento, pero he de ser así. No serviría de nada suavizar las cosas, Teresa. Si he de hablarte a corazón abierto, ha de ser así, sin eufemismos ni mojigaterías ¿no crees?

Te voy a contar lo que ocurrió hace apenas un par de meses. Estaba hastiado de frecuentar locales de singles donde ligar fácilmente con treintañeras cachondas recién divorciadas, así que decidí acercarme a la fiesta que me comentó la becaria del bufete. No, no pretendía tirármela a ella. No era tan guapa como para que me apeteciera follármela, aunque, como buena becaria, no la chupaba nada mal en horas de oficina.

En la fiesta de la Facultad, me acerqué a dos preciosidades… Tras invitarlas a unas cuantas –bastantes- copas, conseguí que las dos jovencitas universitarias de primer curso, ambas con pinta de animadoras de serie norte-americana, se vinieran conmigo a mi casa. No recuerdo sus nombres. Una, la rubia, llevaba trenzas; esa era la del precioso y llamativo culo que, más que insinuarse, se veía enmarcado por el tanga en esos fantásticos pantalones de talle bajo. La otra, la de las tetas gordas, llevaba el pelo castaño oscuro sujeto en una cola de caballo.

Estaban borrachas y se reían de cualquier gilipollez. Yo sonreía, encantador, mientras creaba ambiente quitándome la ropa y desnudando a las muchachas.

Imagino que tienes que ser tío –y hetero- para entender cómo puede ponerte de cachondo que dos bomboncitos así turnen sus lenguas y sus bocas para lamerte los huevos y para chuparte la polla y que, entre chupetón y lametón, se morreen descaradamente. Era una escena muy morbosa… Me encantaba provocarlas, alabando a una o a otra para que se picaran y compitieran por ver quién ganaba en el arte de chupármela.

Lo cierto es que ninguna de las dos me la mamaba bien. Muchos lametones con la lengua de arriba a abajo, como si fuera un polo, pero apenas se metían el glande entre los labios. Me sentí tentado en sujetarles la cabeza mientras les metía la polla hasta la campanilla, follándoles la boca, primero a una y luego a la otra, pero tuve ciertos reparos porque, después de lo que habían bebido, me asustó que pudieran tener arcadas y acabaran vomitando sobre las sábanas de seda de mi cama… y eso sí que no.

Tanta risita estúpida me estaba poniendo de los nervios, pero consideré que valía la pena aguantarlo, ya que me encantaba sobar desde atrás las firmes tetazas de la morenita de la coleta mientras alentaba a la rubia para que le comiera el coño a su amiga tetona. La rubia me miró vacilante y luego miró a su compañera. Su amiga estaba agitándose derretidita… Mi dedo en su coño iba haciendo virguerías, y los dedos de mi otra mano presionaban con suma destreza sus pezones, haciéndole suspirar pesadamente con los ojos cerrados.

La rubia ya no se lo pensó más y se decidió a comérselo. Me hubiera gustado que lo hicieran como en una película porno, para poder verlo todo con detalle. Que le abriera bien los labios con los dedos, dejando el coño brillante y excitado expuesto a la otra lengua femenina, y así contemplar como esa lengua se movía oscilante lamiendo sin parar los jugos y el clítoris hinchado de su amiga. Me tuve que conformar viendo la cabeza de la rubia sumergida entre las piernas de la otra, mientras ésta se agitaba como loca.

No sé qué tendrán estas escenas lésbicas que a los tíos nos encienden tanto, y yo tenía la polla tan grande y gruesa como la de un caballo; tiesa, dura, babeando y deseando meterse en caliente de una puta vez.

La rubia le comía el coño a la otra a cuatro patas, moviendo ese precioso culo al compás. Mi polla consideró esto una invitación para acoplarse a ese otro coñito jugoso y caliente que se ofrecía disponible para mi uso y disfrute. Mis atenciones con su coño no parecieron molestar a la rubita, que se movía hacia mí con más intensidad. Mientras se la metía y sacaba en consonancia a sus movimientos rítmicos, mi dedito ensalivado jugueteaba con su ano prieto. Eso no le hizo demasiada gracia y me apartó el dedo unas cuantas veces, pero yo insistía, tocando, rozando y metiendo el dedito…

La tentación era demasiado fuerte. Ese culazo macizo… ese agujerito tan apretado, tan prohibido… Mi polla, que antes disfrutaba feliz, ahora se enervaba por condenarla a transitar por la ruta del legítimo placer, cuando lo que deseaba era embutirse en el sendero más estrecho, clandestino y vedado.

Cuando la morenita estaba ocupada corriéndose en la boca de la rubia y yo estaba a punto de correrme, le inserté la polla por el culo a esta última, sin previo aviso. Tuve un orgasmo de la hostia, te lo puedo asegurar, con mi polla bien comprimida en ese culazo que se agitaba tratando de liberarse pero sin lograrlo, como sarraceno infiel atravesado por la lanza del Cid. La mayoría de chicas que dejaron mi cama llorando o insultándome fue por un corazón roto. A esta le rompí el culo. Se recuperará también. Todas lo hacen.

Si mi vida personal ha sido bastante perturbadora, mi vida profesional no es que lo haya sido menos. Mi selecta clientela estaba compuesta por los ejemplares más corruptos: homicidas, estafadores, mafiosos, maleantes, traficantes de todo tipo… Todo aquel que poseyera ingentes cantidades de capital que deseara ser blanqueado, podía contar conmigo para tal efecto.

El caso es que podría haber ejercido de manera honesta y provechosa mi profesión, ya que mi familia siempre tuvo mucho dinero y dignidad y un buen nombre y bla, bla, bla… Pero tal vez fue por eso por lo que me pasé al lado oscuro de la ley. Por joder a mi madre. Por escandalizar a mi padre. De dónde provenía el dinero sucio que iba engrosando mi cuenta corriente, no me importaba lo más mínimo. Me jactaba de ser el típico abogado sin escrúpulos o, al menos, lo fui hasta la noche en la que ocurrió todo, y que hizo posible que tú y yo, Teresa, entráramos en contacto, espero que para siempre.

Sí, te lo voy a contar. De entre todos mis clientes, uno de los más peligrosos y adinerados era un tal Santo Romero, paradójico nombre de pila para un traficante hijo de puta que comerciaba con todo tipo de mercancías ilegales. Santo estaba como una cabra. Aún así, era un tipo divertido, muy extravagante y no me caía del todo mal. Vestía como un pandillero de película, ya sabes, conjuntos deportivos y gorra, combinados con oro y joyas de todas clases. A mí me tenía como amigo, o eso decía él. Imagino que me apreciaba, por eso siempre me invitaba a sus fiestas. Y yo asistía, porque he de reconocer que sus fiestas eran de lo mejor. Famosos, actrices, deportistas, modelos, sexo, alcohol, drogas… Había de todo lo que se podía ofrecer, y sin reparar en gastos.

-¿No te gusta ninguna, Cid? –me increpó Santo esa noche, cuando me acerqué a la barra a por una copa-. Normalmente a estas alturas, tío, ya estás mojando… jajaja.

-Pssss… -le contesté, de bajón-. Estoy algo aburrido de ver siempre las mismas caras con distintos vestidos. Siempre lo mismo, siempre…

-Ya, te entiendo, man -me guiñó el ojo-. A mí me pasa lo mismo. Ven conmigo. Sé lo que necesitas. Necesitas algo nuevo.

Seguí a Santo hasta sus dependencias personales, dentro de la casa. Nunca había estado allí. Subí las escaleras tras él. Lo primero que me llamó la atención fue que, en el rellano, sobre la mesilla, como meros objetos de decoración, había un par de armas, algunos condones, varios canutos y restos de polvo blanco.

En su habitación tenía una muestra de su mercancía. Me invitó a probarla. Le dije a Santo que iba primero a por un condón. En la mesilla no cogí el preservativo, sino que agarré una de las pistolas semiautomáticas. Tenía que ser una Golden Desert Eagle, una barbaridad hortera -y muy cara- de color dorado de calibre .50 AE que suele aparecer en las pelis de tiros de Hollywood.

Eché el martillo hacia atrás y la pieza quedó en el fiador. El arma era más pesada que la semiautomática normalita que uso en ocasiones en el campo de tiro. La agarré con ambas manos. No me temblaba el pulso. Romero salió de la habitación. Apunté, apreté el disparador que liberó el martillo y éste golpeó la aguja percusora, que a su vez golpeó el culotte del cartucho y se inició el tren de fuego que impulsó a la bala de punta hueca de calibre 12.7mm a salir precipitada por delante del cañón y a reventar literalmente el torso de Santo Romero. Todo se volvió rojo instantes después del impacto. Me impresionó más el tremendo estruendo y el brutal retroceso de la pistola que la expresión de Santo al recibir el tiro o contemplar su cuerpo inerte y sangrante en el suelo. Volví a mirar el cadáver. Acababa de matar a un hombre.

No fue un gesto impulsivo. Los abogados no actuamos de esa manera. Digamos que fue una respuesta rápida, pero muy bien meditada, ante un estímulo determinante. Si estuviera ante un tribunal alegaría que sufrí una enajenación mental transitoria, pero sería falso. No hubo circunstancias atenuantes. Fue un crimen cometido con premeditación y alevosía. ¿Denunciarle? ¿A Santo Romero? Ni se me pasó por la cabeza… Soy abogado, por dios, Teresa… Sé cómo funciona la justicia. Ni siquiera puedo alardear de haber matado a ese hijo de puta como si yo fuera caballero justiciero con la intención de salvar a una princesita asustada en la guarida del dragón. Eso tal vez me justificaría. No. No lo hice ni por ella ni por nadie. Lo hice por mí. Lo hice porque al entrar en esa habitación se me revolvió el estómago. Porque ya estaba harto de todo. Porque estaba hastiado de todos los que me rodeaban, sobre todo de mí mismo. Lo hice porque sabía lo que iba a pasar.

Instantes después, uno de los gorilas de Romero me disparó en la cabeza.

¿Sabías Teresa que, aproximadamente, sólo un 20 % de personas sobreviven a un traumatismo encéfalo-craneano causado por arma de fuego, en el caso de llegar vivas al hospital? ¿Sabías que si la velocidad de la bala es menor, ésta se queda rebotando dentro del cráneo causando múltiples lesiones cerebrales? Eso fue lo que me pasó a mí. Ingresé en el hospital con un 4 en la escala de Glasgow, orificio de entrada de proyectil en la zona occipital de la cabeza con pérdida de tejido encefálico. O sea, que yo estaba entre ese otro 80 %, los que no sobreviven.

Llevaba en mi cartera la tarjeta de donante de órganos. Me la hice cuando cumplí 20 años. No fue un gesto altruista. Lo hice por joder a mis padres, como siempre, que supongo que solo donarían a la familia real, con tal de tener sangre azul en sus órganos.

La tarjeta no tiene validez legal por sí misma. Los familiares tienen la última palabra. Sin embargo, a pesar de estar en contra en su momento, mis padres respetaron mi voluntad y accedieron a la petición de extracción de órganos cuando declararon mi muerte cerebral.

Por eso estoy contigo, Teresa. No me rechaces. Estás despertando tras la operación. Mi corazón es tuyo, ya late dentro de ti. No lo rechaces, por favor… Sé que tu organismo me considera una abominación y hará lo posible por oponerse. Los medicamentos inmuno-depresores ayudarán, pero creo que eres tú quien debes dar el paso de consentirlo. Acepta mi corazón. Hazlo por ti, porque eres muy joven y mereces vivir. Ya has oído mi historia. Creo que nunca hice nada bueno por nadie en vida. Deja que, como el verdadero Cid, sea capaz de ganar esta batalla, la única que vale la pena, aunque sea después de muerto.

-*-*-*-*-

Diez años después…

-¡Ay que ver cómo crecen estos críos! –suspira la mujer del banco del parque, que está sentada junto a su vecina Teresa.

-Sí, mucho… Ya ves… Mi peque ya tiene tres años. ¡Eh, Rodrigo! ¡Ten cuidado! Ais, es un terremoto… Míralo, no para… jajajaja.

-¿Y eso de llamarle Rodrigo? Porque tu marido se llama Antonio. ¿Fue por tu padre o algún familiar?

-No, que va… -contesta Teresa-. Ahora, que todos los críos se llaman Adrián, o Cristian, o Sergio… a mí me dio por ponerle Rodrigo. No sé por qué, se me antojó y me empeñé, a pesar de que Antonio quería llamarle Miguel, como su padre. Creo que Rodrigo es un buen nombre para un buen hombre. Ven aquí, trasto, que eres un trasto… Si no fuera porque eres tan cariñoso… venga, Rodrigo, corazoncito, dale un beso a mamá…

FIN

Para Trazada, estimado compañero, apreciado escritor. Aunque ya te estés codeando con Lorca, Machado y toda esa peña, y organizando un ejercicio allá arriba, que sepas que aquí abajo te echamos de menos.

lunes, 20 de febrero de 2012

La puta de mi novia y su despedida

Juliaki expone un relato basado en una conversación telefónica de una novia contando su despedida de soltera.


Cuando mi novia me llamó por teléfono para contarme su despedida de soltera, pensé que iba a decirme lo bien que se lo pasó, pero no otra cosa bien peor.

- Hola preciosa, ¿que tal todo?

- Bien.

- Te noto muy callada. ¿Qué pasa cariño?

- Nada...

- Vamos nena, dime... ¿que ha pasado? ¿no salió bien la fiesta?

- Sí.

- Laura, dime, por favor. ¿Ha pasado algo en la despedida?

- Pues si.

- Cuéntame.

- Pues ya sabes, vinieron todas las chicas, Carol, Mónica y Belén...

- Si, ya vi esta mañana que había un montón de vasos en la cocina. Bebísteis a base de bien.

- La verdad es que no controlé mucho la bebida.

- Ya sabes como te pones, preciosa, que el alcohol te sienta mal.

- Si.

- Bueno, ¿qué más?

- Pues eso, estuvimos cenando todas juntas en el salón, sacaron las típicas bromas de despedida y luego estuvimos tomando unas copas, riendo, contando chistes, hablando de tíos, ya sabes...

- Me imagino.

- Entonces me dijo Belén que me tenían preparada una sorpresa muy especial. Un regalo extra.

- ¿Qué era?

- Eso les decía yo,que me dijeran lo que era, pero nada. Se reían entre ellas, se intercambiaban guiños cómplices...

- Y tú sin enterarte.

- Nada de nada. Después me pusieron una venda en los ojos y entre risas empezaron a quitarme la blusa.

- Jajaja, vaya con tus amigas.

- Sí, al principio reíamos, porque yo no veía nada y ellas se estaban divirtiendo mogollón.

- ¿Tú no?

- Sí, claro, pero no sabía de que iba aquello, cuando una de ellas me quitó la falda, me quedé en ropa interior.

- Vaya, vaya... jeje.

- Me pasaron una pluma o un pincel fino, por todo el cuerpo y me hacía muchas cosquillas. Yo reía, pero cada vez que intentaba quitarme la venda de los ojos, ellas me lo impedían.

- Claro, así son las sorpresas. Sigue, me tienes intrigado.

- Pues a continuación no contentas con eso, me quitaron el sujetador y el tanga, dejándome desnuda por completo.

- ¡ Ostras ! Esto se pone interesante.

- No creo que te resulte tanto, cariño.

- Vamos mujer, que somos mayorcitos, son bromas de amigas, no me voy a escandalizar.

- Espera y verás.

- Bueno, anda, sigue.

- Siguieron con sus caricias, vaciles y risas, hasta que me dijeron que me pusiera de rodillas sobre la alfombra. Después me hicieron tocar algo que no adivinaba que podía ser.

- Pero ¿cómo era?

- Pues era como un bulto, algo que estaba metido en una tela, pero yo no caía. Era duro y suave, algo rígido, dentro de una tela.

- Y tenías que adivinarlo.

- Pues si, después de tocarlo ya imaginé que estaban intentando hacerme parecer que estaba tocando una polla bajo un calzoncillo o algo parecido.

- Y era una salchicha o algo que habían metido ellas en una tela, ¿no?, jejeje.

- Eso creía yo al principio, pero estaba equivocada, cuando retiraron la tela y toqué aquella cosa en vivo y en directo.

- Bueno, ¿y qué era entonces?

- [Silencio...]

- ¿Qué pasa nena? Dime, ¿que era eso que tocabas?

- Una polla.

- Jajajaja... ¡una polla! ¿de esas de pega?

- No, era una polla de verdad.

- [Silencio...]

- ¿Me has oído Pedro?

- Si, pero ¿cómo que era de verdad, joder?

- Pues de verdad y... enorme.

- Joder, joder, joder.

- La solté en cuanto noté su tersura, esa dureza, las venas que recorrían toda su longitud.

- Ya imagino. Vaya flash.

- Pero mis amigas insistían, que la tocara, que no pasaba nada,que no mordía y que palpase su tamaño.

- Y no lo hiciste, claro.

- [Silencio...]

- No lo hiciste, Laura...

- Bueno, ellas reían, todo parecía divertido, pensé que habían contratado al boy para divertirnos, entonces, me llevaron mi mano otra vez a tocar esa cosa.

- ¿Y?

- La toqué, cariño, al principio bastante cortada, retiré la mano en un par de ocasiones, porque veía que no podía ser, que no quería hacerlo.

- Joder, claro.

- Pero algo me empujaba a volver a tocarla, ellas y algo dentro de mi, me decía que tenía que acariciarla.

- ¡Hostias!

- El caso es que yo quería retirar la mano de aquella enorme verga, pero es que parecía crecer en mi mano, bueno, mejor dicho en mis dos manos, porque era gigantesca.

- Estoy flipando, Laura. Si es una broma no tiene gracia, ¿eh?

- Que no. Yo también estaba flipada, cariño, pero cuanto más la tocaba, y veía esa dureza, notaba que era una cosa preciosa, que nunca había podido tocar.

- Nena, coño, ya tocas mi polla bastante, ¿no crees?

- Si, amor, pero es que...

- ¿Es que qué?

- Pues que esa polla era deliciosa.

- ¿co..cómo que deliciosa?

- Sí... es que, ellas me dijeron que la chupara.

- ¡No!

- Eso dije yo, que no, pero es que ellas me empujaban la cabeza, mientras mi mano se aferraba a ese rabo notando esa dureza, hasta que su capullo tocó mis labios.

- ¡Dios!, ¡Nooo!

- Joder, Pedro, es que no te imaginas, cuando ese glande tocó mi lengua y abrí mis labios, nunca había sentido nada parecido.

- ¿Pero qué dices Laura? Supongo que ya no te acordabas de cuando me la comes a mi.

- Es que era distinto cariño. Ese glande era gordo, esa polla era larguísima, esos huevos tan duros...

- Eres un pedazo de puta, ¿sabes?

- Lo siento cariño, pero algo por dentro me impedía seguir, sabía que estaba mal.

- Pero no te detuviste, hija de puta.

- No, mi amor, no podía dejar de mamársela, era la cosa más rica del mundo, estaba algo bebida, alentada por las zorras de mis amigas, cachonda por la situación.

- Joder, pero podías haber pensado en mí.

- No dejaba de pensar en ti y en que en menos de una semana nos casábamos.

- ¿Entonces?

- Pero aquella cosa era una auténtica pasada, mi lengua la envolvía, mis labios la apretaban como si fueran a robármela, mis amigas aplaudían.

- ¡Qué zorra puedes llegar a ser!

- De mis ojos salían lágrimas, sabía que era una locura. En un momento me levanté y les dije que no, que no podía ser, que te quería..

- Joder, menos mal que al final te entró la cordura, eres la hostia.

- Eso creía yo, cuando ellas decían que no desaprovechara la magnífica oportunidad, que era la cosa más grande que podía soñar, que después me casaría y esto solo sería un juego.

- Y te negaste, ¿no?

- [Silencio...]

- ¿Te negaste, nena?

- No pude amor, era todo demasiado para mí, cuando ellas me empujaron y mi cuerpo quedó pegado al de ese hombretón, no pude centrarme,no podía escapar de sus brazos, de sus caricias por todo mi cuerpo.

- Joder, podías haberte ido sin más.

- Eso es fácil de decir, cariño, pero ese cuerpo tan musculoso que tocaba con mis manos, con mis pechos, esa polla enorme a la altura de mi ombligo. No lo veía con mi venda en los ojos, pero notaba que estaba buenísimo, un tío impresionante, cachas, con una polla enorme...

- Creo que me voy a desmayar.

- Cariño, eso me pasaba a mí, estaba completamente ida, cuando ese chico, me cogió por el culo, y me llevó en volandas con suma facilidad, debía medir casi dos metros y yo era una muñequita a su merced.

- Una putita, eso es lo que eres. Una putita de las que no hay. ¡Joder!

- Lo siento cariño, no pude ceder, cuando me tumbó en nuestra cama y...

- ¿En nuestra camaaaa?

- Si, amor, yo no sabía ni donde estaba, solo notaba su lengua comiéndome el coño con un arte fuera de lo normal.

- Hija de puta. ¡Te comió el coño!

- Cuanto más intentaba empujar su cabeza para que se alejara de mí, para que parase, su maravillosa lengua atacaba mi raja sin cesar, con una forma de comerme el coño, como nunca antes nadie lo había hecho.

- ¡Que cerda, Dios!

- Si, lo sé, pero es que era increíble.

- ¡En nuestra cama!

- Lo peor es que no quedó ahí, cuando noté que ese cuerpazo se incorporaba y se ponía sobre mí, me arrastró hasta el cabecero de la cama y me insertó su pollón hasta el fondo.

- Joder. ¡Nooo!

- Yo creía morirme de gusto, nunca me había sentido tan llena, con esa preciosa polla de la que todavía guardaba gusto en mi lengua, estaba entonces follándome lentamente al principio y bestialmente después. Estaba en la gloria.

- ¿Pero como no pudiste parar, so zorra?

- Por todo mi amor, porque era un desconocido, porque me parecía un juego, porque estaba bebida, porque follaba como los ángeles, porque su polla era divina...

- Dios, esto es muy fuerte nena, debe ser una broma.

- Ojalá lo fuera, pero era tan real, que no quería que acabase nunca de follarme. No podía verle la cara pero imaginaba que era guapísimo, aunque eso era lo que menos me importaba en ese momento.

- Solo pensabas en follar con ese cabrón, guarra.

- Pues sí, pero es que lo hacía genial, que en pocos minutos me corrí como una perra.

- Como lo que eres.

- Y él a continuación, sacó su enorme verga, se acercó a mi cara, apuntó a mi boca...

- ¡No!

- Sí, mi amor, me embadurnó con múltiples chorros por toda la cara, la nariz, la boca.

- Joder, nunca me dejaste hacer eso, puta.

- Pero en ese momento, estaba anonadada con todo, y los chorros de semen chocaban contra mis dientes, contra mi lengua y me lo tragué, aunque no lo creas.

- [Silencio...]

- Cariño, es que no te puedes imaginar, como se recuperó y volvió a cogerme en volandas, me llevó hasta el borde la cama y me hizo sentarme a horcajadas sobre él.

- No te conformaste con un polvo.

- No podía, necesitaba insertarme esa polla de nuevo, quería cabalgar sobre ella una y otra vez. - Y así lo hice, hasta correrme varias veces, no se cuantas, solo se que disfruté como nunca. Cuanto más lo pensaba, más puta me sentía, más me gustaba... gocé como nunca, mi amor.

- [Silencio...]

- Cariño, ya sé que no podrás perdonarme, sé que te sientes mal, se que soy una zorra... cariño … ¿cariño? ¿estás ahí?

- [bip, bip, bip, bip....]

Juliaki

2011