Lunes. De repente suena el teléfono móvil, timbre de mensaje nuevo. “Mensaje recibido del 555629565. Quiero que me cojas en brazos, me lleves al dormitorio, me desnudes y me folles a fondo, tq. L”.
El hombre no conoce ese número. No es el de su esposa, con la que lleva casado 5 años. Podría ser, porque ella quiere cambiar su terminal ¿pero y el número? Tampoco es su estilo, sus mensajes no son de ese estilo. Pero esa L puede ser la inicial del nombre de su mujer, Laura. Claro que esa petición explícita tampoco va con ella, a decir verdad, después de esos años de matrimonio, el sexo se ha vuelto rutinario, una vez a la semana y mucho es. Y siempre igual.
Y entonces ¿qué? El mensaje puede ser de alguien que se ha equivocado de número. Pero también podría ser de ella. Alternativas hay varias, pero la más atrayente es hacer caso al mensaje y realizar lo que dice. Además hoy él vuelve a casa antes que ella.
Laura introduce las llaves en la cerradura, abre la puerta, entra, deja las llaves en la bandeja, el bolso y la chaqueta en el perchero, y una sorpresa. Su marido desnudo la coge en brazos, la besa, y de esa forma se la lleva al dormitorio, la desnuda y, sobre la cama, la posee con una pasión desconocida para ambos. Nada del misionero, la ha penetrado desde atrás, tumbados lado a lado, le ha practicado sexo oral, y hasta le ha introducido un dedo en el año de ella. Laura está encantada porque se ha corrido cuatro veces, algo que no sucedía desde que eran novios.
Al día siguiente, martes, Mario, envía, tanto a Laura, su mujer, como a la desconocida L del mensaje primero un mensaje ¿porqué a la desconocida L?, quizá como agradecimiento, quizá como juego.
El nuevo teléfono Kiano de la mujer vibra con la llegada del mensaje. Mensaje recibido del 555670327 “Me gustaría que me esperaras en ropa interior, para follarte en la cocina, tq, M”. Vaya, piensa la mujer. El número del que procede este mensaje es idéntico al de Manuel, su marido, pero el último número es un siete, en vez de un seis. Y qué curioso que hoy vuelva ella antes que él a casa, porque parece que el mensaje viene al pelo. Ayer folló de miedo, su Manolo hizo caso del mensaje que le envió y, al llegar a casa, se encerraron en el dormitorio como dos animales en celo. Se corrió cuatro veces. Todavía se calienta cuando las recuerda.
Después de pensarlo un rato, decide que el mensaje no procede de su marido, pero hay algo en él que le excita. No recuerda haber follado en la cocina, así que ese mensaje le propone un juego excitante. Así que decide hacerle caso.
Por la tarde, ha llegado a las cinco, como su Manolo llegará a las seis, se ha dado un baño largo y sensual. Luego se pone un conjunto de bragas y sujetador negro con todo tipo de encajes, que sabe le excitan. Y como para redondear la situación, se ha calzado unos tacones de 10 cm. Ahora le espera en la cocina, sentada en la mesa de madera en la que desayunan. Está muy caliente, esperando a su hombre.
A la hora habitual, Manuel llega al hogar, deja su cartera, llaves y chaqueta en la entrada y, por el rabillo del ojo percibe, más que ve, una imagen lujuriosa: Lara está sentada en la mesa de la cocina, en ropa interior, con las piernas abiertas, como esperándole.
La tarde transcurre casi más cálida que la del día anterior. Con ella encima de la mesa le ha comido el coño, la ha follado por delante, incluso se la metió por el ano, luego ella se ha puesto con los pies en el suelo, e inclinada sobre la mesa, y la ha follado desde atrás, y luego por el culo. Él se ha llegado a correr un par de veces, ella, como unas tres o cuatro, en la hora que han pasado en la cocina. Vaya el juego que da una simple mesa en una estancia que, a primera vista, no parece buena para el sexo. Seguro que repiten en el futuro. ¿Y eso de esperarle en ropa interior y tacones?
Miércoles. “Espérame en el salón con la polla tiesa, tq, L”. Es el mensaje que Mario, de nuevo ha recibido de la desconocida L, porque el número remitente es el mismo que el del lunes.
La llegada del mensaje hace que recuerde con excitación la tarde anterior. Lorena se prestó al juego y le esperaba en la cocina, sentada en la mesa, con su biquini blanco y unas bailarinas del mismo color. Follaron como leones. Hacía tiempo que no follaban en la cocina, de hecho mucho tiempo, tanto que casi no se acuerda. Pero hay cosas que no se olvidan. Nada como que Lorena se tumbe en la mesa, él le meta la polla y, sujetando y abriéndola de piernas hacia arriba, follársela hasta que se corren los dos. Esa posición le ha gustado siempre mucho y la mesa de la cocina le deja la altura justa para sus sexos. Luego se la ha metido desde atrás, que es otra posición que le gusta mucho. El biquini también hace lo suyo para excitarle.
A la vista del resultado de los dos días anteriores, Mario decide hacer caso al mensaje de la desconocida que, para más extrañeza, coincide con que los miércoles él llega antes que Lorena. Por supuesto desconoce si la desconocida L, porque a esta altura, Mario ha decidido que L es una mujer, ha hecho algo con el mensaje que le envió.
Así que, cuando llega a casa, Mario se ducha, ambienta el salón con música suave en el equipo, dispone unas velas para dar un ambiente más sensual y se sienta, desnudo, en el sofá, con la polla dispuesta para Lorena.
Jueves. “Quiero que me esperes desnuda tomando un baño, tq, M”. Vaya, un nuevo mensaje del desconocido M, porque Lara ha decidido que el tal M es un hombre. Claro que el Martes, tras el primer mensaje, decidió que no respondería ni se pondría en contacto con ese número. Pero, por desconocidas razones, ese M y ella están intercambiando mensajes. Porque está segura que los mensajes calientes que le manda a su Manolo, los recibe también ese M.
Y revive el día anterior, cuando su marido la esperaba en el salón, con unos boleros como a ella le gustan, sonando bajo en el equipo, las luces atenuadas, un olor a perfume varonil y la polla tiesa de él que sobresalía de su cuerpo tumbado. La tarde la pasaron boca en sexo, primero ella, que le dio una mamada de campeonato, luego él la comió el coño hasta el culmen, luego un 69, y luego ... Todavía se excita.
La propuesta del baño no es muy original, claro que Manolo y ella hace un tiempo que no follan en la bañera, antes si, pero hace meses que el baño no es escenario de sus placeres. Y otra vez acierta el tal M, ella regresa hoy antes que su marido. ¿La observará M sin que ella se de cuenta?
Viernes. “Te esperaré desnuda en la alfombra del despacho. tq. L” Un nuevo mensaje de esa tal L. Esta vez es difícil, porque seguro que Lorena no le espera de esa manera, ya que ella no recibe los mensajes.
Mario recuerda el día anterior, cómo ha llegado a casa, se ha desnudado y ha encontrado a Lorena en el baño, desnuda y cubierta sólo de espuma, y agua. Cómo se ha metido en la bañera con ella, se han besado y han follado dentro del agua, uno enfrente del otro, sentados con las piernas de ella a cada lado, el coño abierto presto a ser penetrado por su polla. Luego follaron de pie, Lorena tenía un pie apoyado en el borde de la bañera, otro en el fondo.
Por eso, como quiere continuar hoy también con sexo, le envía a su mujer el mensaje cambiado, pidiéndole que le espere en la alfombra de la habitación que usan de despacho.
A las siete de la tarde, en Madrid, Lara está desnuda, con las piernas abiertas, boca arriba, sobre la alfombra de la habitación que usan Manuel y ella como librería y despacho. Y está siendo penetrada por él que está encima de ella.
Exactamente en el mismo momento, en Málaga, Lorena está en la misma posición, siendo penetrada por Mario, que da gracias en su más profundo interior a ese ángel que empieza por L y que le está dando su mejor semana desde hace mucho tiempo.
A las siete y cinco, Manuel y Mario se corren, pero siguen bombeando, dos minutos más tarde, Lara y Lorena suspiran al correrse.
Lunes. A la misma hora, el éter es cruzado por dos mensajes: “Muchas gracias, desconocida L., te debo una semana de sexo sin parar con mi mujer. Mario” “Gracias a ti, M., hemos follado toda la semana. Lara”
El anuncio del diario del mismo lunes dice: “La compañía Kiano ha detectado un fallo de programación en sus nuevos terminales Xray por el que un SMS es enviado dos veces, una al número que el usuario quiere, y otra al mismo número sumando la cifra 1. Por ello lamenta las molestias causadas a sus clientes y pone a disposición de los mismos, terminales con el error corregido que pueden cambiar por el terminal defectuoso en los puntos de venta donde los adquirieron. La compañía asimismo les abonará el importe que las compañías de telefonía móvil les han cobrado debido al defecto detectado. Nuevamente Kiano lamenta las molestias causadas a sus clientes”
Ana del Alba
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