Mi señor ¿
quieres descargar tu lívido antes de salir?. - los ojos azules de Mina, brillantes por el deseo, me indican que
quiere que la posea. Es tan hermosa, tan seductora, tan sensual, que no puedo
dejar de pensar en cómo la amo, cómo me ha hecho feliz desde que empezamos
nuestra travesía en el tiempo.
La primera vez que la vi fue en una fotografía, que
llevaba su prometido. Me enamoré y decidí que iba a ser mía, pero fue mamá la
que me aconsejó que la buscara.
A mi madre la debo cuanto soy: mi existencia, mi no morir, el aprender el
inmenso placer del sexo y mi vida con
Mina.
Todo empezó cuando , con mamá, decidimos buscar un
lugar alternativo para vivir, la región donde teníamos nuestro hogar, nuestras
raíces, era una zona en la que los
intereses expansivos del emperador
austrohúngaro y del zar de Rusia indicaban claramente que se iba a
convertir en un campo de batalla, algo que no es bueno para nuestra especie, a
nosotros nos conviene la paz, la tranquilidad, el vivir sosegados.
Por otro lado , Gran Bretaña era apetecible, se daban
allí los avances técnicos, la creación de una nueva sociedad, que queríamos
estudiar y disfrutar.
Esa fue la causa que invitáramos a Jonathan a nuestro
castillo, para que nos ofreciera propiedades en Inglaterra. Tener otro hombre
en casa era una tentación para mamá y Andrea, nuestra amante y sirvienta, y al
inglés, a parte de la novedad, se le
veía sonrosado y bien alimentado, así que comprendí que iban a sacar lo mejor
de él.
La primera noche fue mamá la que le visitó. Yo
disfruté sexualmente de Andrea , no pude salir a buscar alimento, precaviendo
que nuestra sierva fuera a molestar a mamá.
Mamá ha sido mi todo hasta que apareció Mina. Se llama
Irina, morena, alta, distinguida, con un cuerpo fuerte y pecho abundante, es
una belleza. Yo soy hijo de su primer marido,el Conde de Valdemar, me tuvo con
18 años. Me gustaría decir que fue él que la hizo siempre viva, pero no fue
así. Mi padre murió cuando yo tenía 15 años, mi madre viuda, sola, fue seducida por un cosaco que la cambió su
vida para siempre. La convirtió en vampira, como dicen algunos, nos hemos
habituado a que nos llamen así, pero en realidad somos de vida larga, no
envejecemos, no me gusta la palabra inmortales, por que no lo somos, nos pueden
eliminar o nosotros mismos acabar con nuestra existencia. A sus 35 años, empezó
a ser alguien que no muere, que no envejece, diferente de los demás, que debe
alimentarse de sangre humana, con una sexualidad inagotable, un ser abierto a
todos los placeres, con una mente brillante y sin las limitaciones propias de los humanos.
Cuando murió papá , me mandó a estudiar a Venecia
y París , era el deseo de mi difunto
padre, prepararme para poder llevar las riendas del condado con éxito. Volví
con 25 años, extrañándome que ella no hubiera hecho ningún amago de pedir mi
vuelta, costeando, eso sí, generosamente mis estudios y permitiéndome llevar
una vida de cierto lujo que me había permitido conocer a grandes pensadores que
crecían como setas en Francia, una Francia en la que se veía venir una
revolución.
Apenas llegué, me quedé maravillado, por mi madre no
habían pasado los años, estaba radiante , hermosa, destilando sexualidad. Yo ya
no era un niño, mis aventuras sexuales habían sido amplias, pero no había visto
una mujer como ella que despertara el deseo en la virilidad de un hombre ,
aunque fuera su hijo.
Fue una mirada, un estallido y nos besamos
hambrientos. No había gozado con ninguna hembra como con ella, un saber
infinito hacía que mi placer no tuviera límite. Tras sacar una y otra vez toda
mi simiente en todas las formas posibles, me mordió la parte interna del muslo,
no me dolió, cuando chupó mi sangre , me sentí más y más unido a ella.
Después de quedar totalmente saciado, empezó a
contarme lo que le había pasado,como había llegado a ser una que no envejece y
sus planes para el futuro en los que yo era la pieza decisiva, porque yo iba a
ser uno como ella, pero antes debía eliminar a Iván , el que la había iniciado
a ella. Lo entendí perfectamente y volví a responder a sus caricias que
levantaron mi hombría haciendo que el sexo nos inundase.
Iván llegó dos días después, ansioso de poseer a mi mamá, ella lo sabía,y
lo esperaba envuelta en una túnica de gasa que aumentaba sus encantos. La
lujuria era el anestésico que impedía que detectara mi presencia. Mamá se puso
en cuatro patas, como una yegua , como una perra que espera a su macho. Él no
pensó en nada más que en meter su verga en ella. No lo hizo por el camino más
usual, clavó su arma en el estrecho esfínter de mamá. Empezó a poseerla.
Fue mi momento, salí tras las cortinas y con mi sable
le corté el cuello. Un chorro de sangre
bañó a mamá. Yo con la cabeza en la mano, fui a la chimenea y la arrojé a las
llamas. El cuerpo había dejado de sangrar, pero seguía su polla dentro de mi
madre. Empujé para sacarle y fui yo el que penetró el estrecho orificio. Mamá
comenzó a chillar, sus gritos eran una
mezcla de lloro y placer.
Los ocho años siguientes fueron decisivos en mi
existencia. Mi madre se convirtió en mi amante, mi maestra, en la fuente de mi
nueva vida. Me explicó que debía dar el cambio con más de treinta años, eligió
los treinta y tres, hasta entonces yo iba siendo parte de su alimento y
lentamente me iba transformando. Mis
fuerzas aumentaban, no me cansaba nunca, mi mente se iba haciendo más
brillante, lograba fácilmente la obediencia absoluta con facilidad de las personas de nuestro entorno. Y sobre todo
aprendí a hacer el amor, o mejor dicho a satisfacer mis instintos sexuales, de
todas las formas posibles, llevando a las hembras a límites de placer que las
volvía mis esclavas.
Me gustaba ver como mi madre fornicaba con los hombres
que luego iban a ser su alimento. Los montaba, lo hacia gozar hasta dejarlos
rendidos y entonces en la penumbra del sueño les desgarraba la piel para beber
su sangre. Yo me excitaba y ella me
satisfacía mientras su presa dormitaba.
Otras veces era yo el que la proporcionaba una mujer, que yo antes poseía una y otra
vez, hasta que creyera que era un sueño aquella boca que devoraba su sexo
mientras tomaba su ración de vida de las
venas del muslo interior.
Uno de los motivos de nuestra promiscuidad, del uso
del sexo como base en la búsqueda de alimentos, es la conveniencia de pasar
desapercibidos. Es mejor tener un rebaño grande para alimentarse, que una o dos
presas cuyas desapariciones generan problemas. Alimentarse con prudencia, sin
hartarse, ayuda a tener una población que te obedece, en cuanto les succionas
una vez quedan sumisos a tus deseos. Eso te ayuda en todo.
Cuando pasé a no envejecer, era un tiempo distinto, no
era tan fáciles los desplazamientos, había que controlar tu territorio, era muy
difícil pasar desapercibido. Todos envejecían , tú no. Eso nos obligó a tener
tres residencias durante bastantes años, siempre éramos la nueva generación que
se parecía mucho a su padre a su madre.
Fue la aparición del ferrocarril reduciendo distancias
la que nos permitió vivir más tranquilos, aunque tenemos facilidad para
desplazarnos, no es lo mismo moverte sólo, que con todo lo que te hace la vida
agradable. El tren permitió que ampliáramos nuestras propiedades , buscando
ciudades grandes en las que es más fácil encontrar alimento y que nadie se fije
en ti.
Teníamos casa en Budapest, Viena y París. El
tener que ir de un sitio para otro era complejo, dejábamos nuestra propiedad
abandonada, eso nos llevó a buscar una tercera en nuestras vidas: Andrea. Una
preciosa muchacha, yo había tenido que ver con su abuela en mi época de
estudiante, nos gustó a mamá y a mí. Era dulce, se la veía obediente y
dispuesta a hacernos compañía. Entre los dos la hicimos una de las que no
envejece . Y nos satisfacía a ambos. De ese modo, acompañaba a mamá o a mí, al
que quedaba en casa. El otro viajaba, iba aumentando nuestras riquezas, que
procurábamos disimular, al tiempo que creaba una red de obedientes a lo largo
de Europa.
Ese conocimiento de la realidad fue lo que nos
llevó a pensar en trasladarnos a Inglaterra y que entraran Jonathan y sobre
todo Mina en nuestras vidas. Su foto me había dejado impresionado, mamá me
sonrió cuando vio mi turbación y me animó a que fuera a por ella. Me dijo que
me convenía una compañera, que sabía no iba a interferir en nuestra relación,
es más la iba a enriquecer.
Así que partí para Inglaterra. Me gustó y me
gustó una de las propiedades que nos había elegido Jonathan.
Y conocí a Mina, era más maravillosa de lo que
mostraban la foto. Pelirroja, alta, con un pecho turgente que parecía querer
romper las blusas cerradas que usaba, los ojos azules, la sonrisa pícara de sus
labios gruesos. Todo mi ser dio un vuelco. Tenía que ser mía. Me di cuenta que
iba a ser difícil tener intimidad con ella. Las costumbres de la época no me
permitían tener el tiempo necesario para hacerla mía.
Estudié su entorno y descubrí una manera de
conseguir mi objetivo: su amiga Lucy.
Lucy era una rubia exuberante, alegre y vital.
Tenía una problema para dormir: no lo
podía hacer en una habitación cerrada, así que su cuarto mantenía las ventanas
abiertas durante la noche, se creía segura, su habitación estaba en el tercer
piso de un palacete.
Los que no envejecen tenemos la capacidad de
transformarnos en animales: perros, lobos, ratas y murciélagos. Con estos
últimos hay cualidades comunes, un
cierto rechazo a la luz, la posibilidad de guiarnos por los sonidos, y
la común afición a la sangre. Mamá siempre me había contado que no es bueno
jugar con esas transformaciones, te conviertes en presa fácil. Los seres
humanos no tiene problema en eliminarlos destrozándoles la cabeza, algo que es
fatal para nosotros.
Pero valía la pena correr el riesgo. Me planté
dando un paseo, vestido de fraile cerca de su casa. Junto a un seto me
transformé en murciélago, la ropa quedó totalmente escondida en la hojarasca y
volé hacia su ventana.
Era una hembra carnosa, con unos pechos
grandes , tenía las piernas al aire, volví a mi condición normal, separé las
sabanas dejando su sexo a mi alcancé y lamí y mordí despacio, evitando que se
despertara , cuando supe que iba a ser obediente la desperté. Sus ojos
brillaron lujuriosos al verme desnudo con el miembro en alto, grande, duro,
dispuesto a penetrarla. Gimió cuando la poseí. Yo llevaba un tiempo sin gozar
de mujer, así que disfruté de una primera coyunda salvaje, después repetí y
repetí hasta que quedó postrada en un desmayo de placer. Fue entonces cuando me
fui , mis ropas seguían donde las había dejado y me retiré tranquilo.
Al tarde siguiente acudí a tomar el te en casa
de Lucy, allí estaba mi Mina, sabía que iban a hablar de mí. Lucy se
explayaba contando lo bueno y
maravilloso que debía ser tener un amante como yo, mi amada se sonrojaba ante las cosas que
sostenía su amiga, pero la excitaba , olía la humedad de su sexo. Me despedí
con besándola la mano. Sentí su deseo lujurioso en el latir de sus venas.
Aquella noche repetí mi excursión buscando a
su amiga. Fue divertido, era una viciosa reprimida que gozaba sintiendo mi sexo
dentro de ella, daba igual donde y el número de veces, explotaba a las pocas
embestidas, una y otra vez. La succioné y volvió a tener un desmayo de placer
cuando me alimentaba, bien es verdad que lo hice tomando su sangre de las venas
del muslo.
Lucy tenía claro lo que debía hacer:
permitirme llegar a Mina . Yo, mientras,
la usaba buscando una oportunidad, aunque debo decirlo, gozaba con
aquella mujer voluptuosa de ardores poderosos.
Y sobre todo acudía a las reuniones
vespertinas donde podía ver a Mina, hablaba con ella, me divertía con sus
opiniones tan diferentes a lo que había escuchado en boca de mujer, me hacía
reír, yo fui desarrollando una ironía que no había puesto en marcha nunca, y
momento a momento me iba enamorando más y más de ella.
Surgió la oportunidad, una cena en casa de
Lucy, Mina se quedó a dormir, yo me escondí en la alcoba de la invitada. Pude
ver como mi amada se iba desnudando, había imaginado su cuerpo, me asombró ,
era aun más hermosa . Una piel sonrosada, unos senos poderosos, erguidos, con
pezones grandes, con puntas como venablos, la cintura estrecha, las nalgas
levantadas, un poco pequeñas para el gusto de la época , pero que a mí me
parecieron perfectas, las piernas largas, con tobillos finos, el vello del
pubis una pequeña llama entre los
muslos. Era la seducción hecha mujer.
Dejé que se pusiera el camisón, y surgí ante
ella, paré su posible grito de asombro con un beso, , cuando sintió mis labios
contra los suyos, me rodeó el cuello con sus brazos, apretándome a su cuerpo.
Mi lengua entró en ella, jugué con la suya y con su boca carnosa, la hice un
pequeño rasguño en el labio, haciendo que su esencia entrara en mí. Respondió
con más pasión y fuerza en el abrazo. Mi sexo erguido, duro, pétreo, enorme se
apretaba contra su carne. -Tómame-
susurró con voz queda y apasionada.
Hizo algo que marcó nuestra relación para siempre, la
punta de su lengua pasó por la pequeña herida de su boca, y juguetona me la
ofreció para que la chupara.
La llevé al lecho, desplegué todas mis artes de amante
para acariciar , besar y lamer su cuerpo. Ella
gemía, susurraba palabras de amor, me llamaba su señor, su dueño, su amor.
No quería que llegara al final del
placer, necesitaba que estuviera ardiente, sensual, lujuriosa , húmeda de
placer para recibir mi ariete.
Cuando la penetré , me deslicé por su virginal vagina
hasta encontrar el himen. Lo rompí de una embestida y raudo salí de ella, y con
mi boca entre sus muslos, sorbí hasta la última gota de la sangre de su
doncellez.
- Déjame que yo también bese tu sexo.- me rogó con una sonrisa.
De pie ante ella , con mi arma en alto, manchada con
su sangre , esperé que su boca tomara posesión de ella. La fue lamiendo,
besándola, mordisqueándola hasta que quedó limpia.
- Ahora , haz que el pájaro vuelva a su nido.- se
tumbó abiertas las piernas para recibirme.
La volví a montar, abrazándola, besándola una y otra
vez. Me movía con fuerza y profundamente dentro de ella. Levantó los muslos
para sentirme más. Sus manos me empujaban para unirme totalmente con ella.
Vivir su orgasmo fue algo sublime. La olía ,la veía,
notaba el calor de su piel que ardía, todo lo que tenemos los que no
envejecemos de animal, de mayor calidad de nuestros sentidos era un arma para
mi goce. Notaba su placer , el ritmo de su galopada hacia el más allá. Dejé que
llegara al paraíso.
- Mina, te amo y si tú quieres te amaré siempre.-
- Yo sólo deseo ser tu esposa , en lo bueno y en lo
malo. Vivir contigo cada segundo de mi existencia.-
Salí de la casa sin que nadie se diera cuenta. Al día
siguiente , pedí su mano. Logramos acelerar la boda, una falsa carta desde
Viena indicando que mi madre estaba muy enferma y que quería conocer a la
esposa de su hijo antes de morir, fue la excusa. Por otro lado borraba
cualquier pista de cual iba a ser nuestro destino.
Los días previos a la boda sólo conversé con Mina,
apenas unas caricias en los momentos que nos dejaban solos. El deseo de hacer
el amor crecía más y más dentro de nosotros. Yo descargaba mi lujuria con Lucy
y con otras mujeres con las que iba también alimentándome.
Y llegó la boda, al no tener familia, fue un amigo de
la de Mina la que hizo ese papel: Oscar Wilde. Un hombre divertido, culto, que
me miraba con ojos que querían ser tentadores.
La noche nupcial la pasamos en mi casa. La había
preparado para la ocasión, con todo el lujo y comodidades que eran posibles.
Estábamos solos y nos besamos , abrazamos, acariciamos, poseídos de una fiebre que hacía arder
nuestros cuerpos y nuestras almas.
La tomé amoroso, con toda mi dulzura que se fue
convirtiendo en fuego a medida que nuestras lujurias crecían como ríos
caudalosos y llegaba a un mar en el que tras desembocar, volvían a crecer como
una tormenta cargada de olas que no parecían acabar.
Estábamos desnudos, satisfechos de amor nuestros
cuerpos. Decidí que era el momento de contarle quien era yo, y que podía ser
ella si quería. Le expuse los problemas
de ser uno que no envejece , creo que fui totalmente sincero. Entonces tomé una daga que estaba
sobre la mesa , a modo de abrecartas, se la di y le dije:
- Si no quieres acompañarme en ese viaje , lo
entiendo. Pero por favor , corta me el cuello, separa mi cabeza del tronco y
haz que muera. No podría vivir sin ti.-
Mina me miró, tomó la daga y me sentó en un sillón.
Estaba hermosa, el fuego de la chimenea se reflejaban en su piel y su cabello
parecía un bosque en llamas.
Me agarró el miembro con su mano libre, al sentir su
calor, me excité y mi espada se templó como el acero. La sonrisa en sus labios era una mezcla de
perversidad y humor.
- Y dices que siempre estaremos así. ¿ Por siempre?-
- Sí.-
- Pues empecemos.-
Guió mi ariete a su puerta y sentándose sobre mí, hizo
que la empalara. Pasó los brazos tras mi cuello, me besó con fuerza, yo sentía
sus senos grandes, duros , elásticos contra mi pecho. Al acabar separar su boca
de la mía, movió la cabeza, dejó el cuello libre de su cabellera abundante, la
yugular al alcance de mi boca y me susurró:
- Empieza a darme placer y a convertirme en una que no
envejece. Que siempre podrá vivir contigo.-
Y lo hice. El proceso duró dos días. A medida que iba
avanzando su lujuria se incrementaba, era cada vez más y más insaciable, yo
vivía una locura paradisíaca. Al final se quedó dormida, necesitaba horas para
despertar convertida en una que no envejece.
Yo estaba mirándola cuando volvió en sí, su desperezarse me hizo recordar al de
una loba, fuerte, poderoso, cargado de magia y lleno de vida.
- Mi amor, mi dueño....¡qué bien estoy!....pero tengo
un hambre atroz.-
- He invitad a tu amiga Lucy a cenar. Seguro que
te apetece iniciarte con ella. Verás como te hace divertirte y gozar.-
Y
así fue, Mina aprendió en los pocos días que estuvimos en Londres a manejarse
en su nueva vida. Luego emprendimos el camino hacia el castillo donde nos
esperaba mi madre. Fue un buen viaje, las paradas las aprovechábamos para
alimentarnos bien, cazando dos o tres personas. Había algo que no me había
ocurrido nunca, sólo habíamos poseído a Lucy , nuestra lujuria la usábamos el
uno contra el otro, y digo contra porque el sexo era una locura , una batalla,
un encuentro total en que nos fundíamos plenos de amor.
Mi
madre nos esperaba en Budapest. Cuando entramos en el palacete, nuestra primera
residencia fuera del castillo, allí estaba ella. Impresionante, hermosa, erguida como una reina que espera a sus más
fieles vasallos. Un vestido de raso violeta oscuro con escote generoso que
mostraba su busto turgente, el negro pelo recogido en un moño que hacía
destacar la finura y la esbeltez de su cuello. Frente a ella, Mina, con una
blusa rosa y una falda de viaje azul marino. El cabello rojo, una hembra joven
y bella.
Sus
miradas se cruzaron, tras recorrer sus cuerpos, fue el reconocimiento de dos
leonas, dos fieras. Avanzaron despacio una hacia la otra , sin bajar ninguna
los ojos. Y se abrazaron. Sus bocas se buscaron, se fundieron en un beso largo
y apasionado. Rozándose los cuerpos, sintiendo sus pieles, sus carnes, se
desnudaron la una a la otra.
Eran
dos diosas que me estaban volviendo
loco, mi sexo estaba duro, queriendo poseerlas. Pero ellas estaban
descubriéndose, gozando de su feminidad lujuriosa, sabiendo que el ver lo que
hacían era un deleite para mí. Enredadas , con los muslos dándose placer en sus
vulvas, me miraron a la vez y juntas me pidieron:
-
Ven con nosotras.-
Lo hice. Los
dos amores de mi vida, mis dos mujeres se dedicaron a mi goce, yo les respondía
con la alegría del ser más feliz del mundo. Toda la energía de los que no
envejecen saltaba una y otra vez. Los gemidos, los suspiros, las risas , los
gritos que a veces parecían aullidos fue nuestra sinfonía amorosa durante
mucho, mucho tiempo. Agotar la lujuria de los que no envejecen, es
prácticamente imposible, pues aquella vez logramos lo imposible.
- Irina, creo que te vamos a llamar mamá. Lo de
suegra, lo de madre no tiene que ver con esto. Mamá es más moderno, tiene su
aquel de perverso. Y te da un aire más divertido.-
Y así de la manera más simple, mi madre se convirtió
en mi mamá y comenzó una nueva vida para los tres. Una vida que ha sido
maravillosa, cada vez más, ya que lo más
complejo para los que no envejecen : pasar desapercibidos, en la actualidad es
muy fácil.
Se hace vida nocturna, las grandes ciudades son un
territorio ideal para las cacerías de placer, la aviación te permite un cambio
rápido de residencia, el ser dueños de clínicas de análisis de sangre
simplifica la alimentación, el cultivo a la imagen joven ayuda a que no se
fijen tan rápido en que no envejeces, y más si lo ayudas con un poco de
maquillaje, en fin que día a día , año a año, seguimos gozando de una vida
plena.
Mina me ha satisfecho con un delicioso fellatio, se
pone de pie, se gira, inclina su cuerpo
poniendo sus nalgas a mi alcance, se sube la falda, no es mini, pero sí corta,
unos dedos por encima de de donde acaban sus botas medio muslo, allí entre sus
esferas maravillosas se abre el valle del ano. Mi sexo sigue erguido ,
poderoso, apoyo mi glande en el pequeño orificio y empujo con fuerza. La
penetro, me encanta sodomizarla, ese estrecho agujero, suyo y de mamá, es exclusivamente mío. Gozo con su placer que
se mezcla con el mío, cuando estamos satisfechos, saco mi arma de su vaina.
Nos besamos con la eterna alegría de nuestro amor.
- Vamos a tener que acelerar para llegar al concierto
de los Rolling. ¿ Tú crees que ellos son de los nuestros?-
- No lo sé, mamá anduvo con uno de ellos. Nos está
esperando con una amiga. Me ha dicho que es un bocadito especial.-
1 comentario:
Posiblemente sea uno de los relatos con más sexo en los que hay menos morbo.
Todo es un porque sí. Entiendo que al usar vampiros (perdón, los que no envejecen) como personajes, te tomas la licencia de hacer lo que quieres, pero ¡joder, que has desaprovechado el posible morbo de una relación maternofilial!
Siento decir que no he disfrutado la lectura. Se narra demasiado para contar muy poco (a pesar de empezar prácticamente en el nacimiento del protagonista). Se narran demasiados polvos y todos me han parecido iguales, sin chispa. Tal vez lo más destacable sea el corte de cabeza de Iván.
Lo bueno es que está bien narrado, a pesar de algún que otro fallo que no entorpece demasiado.
No sé, igual he sido demasiado crítico y el relato entusiasma a los que gusten de la temática vampírica. No es mi caso.
Este es uno de los motivos por los que no me gusta el uso de la primera persona: no he conectado con el protagonista, al que mataría gustosamente. Sí, ya sé que debería cortarle la cabeza... te juro que pensé que lo iba a hacer Mina cuando él le ofrece la daga y ella le coge el pene. ¡ZASCA! Sí, ya sé que estoy hablando de la otra cabeza... pero habría sido sublime.
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