¡Ay, esas musas!
Noto sus dedos recorrer mi interior mientras me agarro con fuerza a las sábanas, exclamando: ¡Joder, joder, joder! Le agarro del pelo, empujándolo contra mi sexo, dejándolo casi sin respiración.
Noto sus dedos recorrer mi interior mientras me agarro con fuerza a las sábanas, exclamando: ¡Joder, joder, joder! Le agarro del pelo, empujándolo contra mi sexo, dejándolo casi sin respiración.
-Te vas ahogar mientras me inundas -bromeo, entre suspiros y
jadeos.
¿Pero? ¿Qué pasa? ¿A qué viene levantarse tan de repente? Me alzo sobre los codos, sorprendida y aún excitada, comprobando cómo “mi erección” se va corriendo al ordenador, y se pone a escribir frenéticamente.
-Las musas y su puta madre - pienso enfadada - Es la última vez que me lío con un escritor de relatos eróticos.
¿Pero? ¿Qué pasa? ¿A qué viene levantarse tan de repente? Me alzo sobre los codos, sorprendida y aún excitada, comprobando cómo “mi erección” se va corriendo al ordenador, y se pone a escribir frenéticamente.
-Las musas y su puta madre - pienso enfadada - Es la última vez que me lío con un escritor de relatos eróticos.
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