lunes, 22 de octubre de 2012

Parásito [SideShift]

Organismo dependiente de otro, del que toma distintos nutrientes… pudiendo llegar a provocarle daños graduales.

Y allí estaba… sentado, en plena feria de comidas, él miraba a los lados sin buscar a nadie en especifico, solo miraba a la gente pasar para luego volver a recostarse como buscando dormirse. Cada tanto se levantaba a mirar el reloj, de seguro quepara que no se le pasara la hora de entrada.
Con paso firme y decidido me acerqué hasta él, quedando a un lado de la mesa y poniendo mi mano sobre el espaldar de la silla que quedaba frente a él.
-Buenas tardes…
Con poco ánimo levantó la cabeza para mirarme y volver a recostarse en la mesa sin decir palabra alguna -Que gran educación- me decía para mí.
-¿Está ocupado este asiento?
-No- respondió sin levantarse.
-¿Una noche agotadora no?- pregunté buscando conversación.
Escuche como sin levantarse respondía más para si mismo que para mí –Ojala fuera eso- para luego apenas inclinar la cabeza y mirarme con los ojos algo apagados.
-Leonardo Yánez, mucho gusto- le estiré la mano presentándome. Él me miro de reojo y parece que se lo pensó dos veces antes de estirar su mano y decirme su nombre.
-Mauricio...
-Mucho gusto.
-Listo-
Me quedé callado un rato y luego puse mi mano frente a mi boca y carraspee un poco.
-¿Esperas a alguien?- pregunté.
-No… En realidad, no.
-Mmm- murmuré mientras tomaba el diario que acababa de comprar minutos atrás y lo estiraba haciéndolo sonar, él levantó la cabeza para mirar de donde provenía el sonido y luegovolvió a recostarse. Me había sentado en la silla de lado, de modo que leía el periódico y de reojo a la izquierda miraba a Mauricio.
Tenía que buscar dar en el clavo…
-“España se aleja de la crisis económica”-leí el titular- si claro…, te digo que eso es pa´ rato.
-Ni que fuera solo allá- dijo en tono un poco molesto y sin levantarse.
-Creo que a pesar de todo aquí estamos mejor que allá… ¿Has visto “Asco de vida”?
-¿La web?- preguntó agarrando un poco de interés.
-Si, esa en que la gente sube las cosas, la mayoría son españoles y mira que he visto unas cosas-
Mauricio río un poco de seguro recordando algo que habían subido y se comenzó a mostrar un poco más interesado.
-Los recortes- soltó haciendo que yo me riera.
-¡Si! Eso, lo dicen a cada rato, Rajoy y sus recortes.
Mauricio se rio un poco y se levantó de la mesa un poco más animado, de seguro se había entusiasmado con solo escucharme nombrar esa pagina web.
-Pero aquí tampoco estamos reyes…
Yo murmuré un poco esperando a ver por donde llevaba la conversación.
-Nada menos que ayer asaltaron a mi mamá apenas saliendo de cobrar la pensión.
-Verga…
Mauricio asintió un poco.
-Bueno, yo tengo la suerte de vivir en una Venezuela en la que aún no me han robado, jaja-
-Pero es que no es solo eso, es todo, por eso el año que viene ya vas a ver que ese jue´puta se va.
-Tú cómo que no quieres al Mico- le dije en tono burlón haciendo referencia al presidente actual y sacándole otra sonrisa para luego replicarme.
-Regalando petróleo, expropiando cada cosa, trayendo ese montón de “doctores” cubanos que no sirven para un coño… ¿¡Cómo crees que lo voy a querer!?
-Bueno tiene sus altibajos, cómo todo gobierno.
Él murmuro un poco…
-¡Tampoco estoy muy de acuerdo con él eh!- solté haciendo que volviera a reír… Luego para evitar que la conversación se volviera una discusión decidí cambiar el tema –¿Que esperas?
-Solo a que termine la hora de almuerzo- alzó su mano para mirar un reloj en su muñeca.
-¿Trabajas aquí?
-Si… Compumanía.
-Ahmm ya, buen sitio según me han dicho.
-Si, no me quejo.
-¿Y eso que vienes a comer solo?
Me miró como buscando una razón de por qué le preguntaba eso y luego respondió.
-Soy de pocos amigos, y allí no me llevo con ninguno.
Se había tensado un poco al hablar de ello. Así que deje pasar unos cuantos minutos mientras hojeaba mi periódico, él se volvió a recostar de la mesa.
Saqué mi “Vergatario” del bolsillo, ese “maravilloso” teléfono de fabricación nacional que lo que más costaba era encontrarlo en las tiendas del precio tan bajo que tenía, miré la hora -1:45pm… Solo 15 minutos… Mierda…La primera impresión es la que más vale…
Y allí entonces fue él quien me preguntó algo a mí, quizás por pura cortesía… o porque siempre las cosas salían como yo quería, después de todo era un “Makunaima”, la rencarnación” del mismísimo “Arukadarí” uno de los hijos del Dios sol, al menos eso diría mi mamá, pero que carajo, vainas de indígenas.
-¿Y tú que haces aquí?
Cerré el periódico y lo coloqué sobre la mesa.
-Arreglando unos asuntos pendientes donde trabajaba…
Mauricio me miró levantando una ceja.
-Si, sabes, lanzando cohetes molotov y vaina porque me botaron los condenados.
Él colocó la mano abierta sobre la nariz como cubriéndose la boca mientras se reía.
-¿Y eso? ¿Dónde trabajabas?
-Ahí, en VideoGamesworld.
-¿Si?
-Si
-¡De pinga!
-¿Qué?
-Coño… cada vez que paso por ahí solo veo a los “trabajadores” jugando con las consolas “de muestra”- levantó los dedos haciéndole comillas a esto ultimo.
-Ah no, pero es que eso es a los sortarios, los que le halan más bolas al tal Joaquín ese que hay por jefe- le conté haciéndolo reír.
-Es raro, nunca te había visto allí.
-Es que trabajo adentro, en la oficina.
-Ahmm ya…
En medio de ambos se escucho un pitido casi inaudible que provenía del reloj de Mauricio.
-Las dos  ya… ¿Mañana estarás aquí?- me preguntó.
-Probablemente
Él rio un poco y luego extendió su mano para estrecharla con la mía.
-Nos estamos viendo- me soltó y luego vi como desaparecía caminando entre la gente del centro comercial…
Al siguiente día, a la 1:30pm estaba en el mismo sitio, hojeaba el periódico recostado a una pared cercana a la feria de comidas del centro comercial y a cada cuando miraba a los lados, aún no llegaba, debía haber salido hace media hora ya.
Busqué mejor entre la gente barriendo de lado a lado con la mirada, y nada… Estuve esperando hasta que se hicieron las dos –Su hora de entrada- y no lo vi por ningún lado así que me regresé a mi “humilde morada”… Un apartamento de mala muerte que pagaba con el dinero que me pasaban mis padres.
El otro día se repitió la misma historia. Estaba pensando en darme por vencido. Si el viernes no iba lo dejaría hasta allí, pero no, el viernes volví a encontrarlo de nuevo en una de las mesas recostado. Tan pronto llegué sonrió y se levantó.
-¿Qué tal todo?
-Todo fine- reí haciendo que él también riera cubriéndose con su mano de nuevo sobre la nariz.
-¿Y que pasó con el trabajo?
-Nada nuevo… los muy hijos de puta no me paran bolas- contesté a la vez que me sentaba frente a él y continuábamos hablando mientras él almorzaba una pasta con carne molida, que no olía nada mal por cierto.
-¿Lo hiciste tu mismo?
-Nah… mi mamá- me dijo mientras que con el tenedor enrollaba un poco de pasta y se lo llevaba a la boca.
-Le avisas que cocina muy rico.
Él se volvió a reír tapándose mientras masticaba.
-¿Qué pasó que no viniste ayer?
-Estaba enfermo…
-Ahm… Vaya…- dije algo preocupado – ¿Todo bien ya?
-Si vale… Una gripe de esas que te tumban un día.
Me reí por su comentario y luego seguimos hablando sobre las tiendas y otras cosas relacionadas con el trabajo hasta que se acabó su hora de almuerzo.
Mauricio es un tipo no muy alto, le calculaba como 1,70 o por allí, aunque yo lo pasaba solo por uno o dos centímetros.Él de piel blanca con el pelo largo de modo que un poco le cuelga hacia adelante y el resto le llega al cuello como uno de esos artistas adolescentes que tanto hay ahorita. Los ojos marrones y con la mirada siempre apagada,  triste… siempre estaba así.
Igual que siempre llevaba la misma chemise de donde trabajaba, era un uniforme, solo que se colocaba un suéter abierto encima quizás tratando de ocultar la pequeña panza que se le asomaba a pesar de ser delgado.  Un blue jean y unas botas Coleman completaban su vestimenta diaria, la mayoría de las veces iba así, solo a veces cambiaba el suéter que llevaba.
Yo en cambio estaba un poco más formado, siempre iba al gimnasio por las tardes, lo que también pagaba con el dinero de mis padres. De piel morena y de rasgos algo indígenas gracias a mi descendencia materna. La piel color canela, los ojos medio achinados, ojos pardos y el pelo completamente liso y peinado hacia un lado.
Luego de ahí no lo volví a ver hasta el lunes, ya que había decidido no ir sábado ni domingo, porque él algunos se los tomaba libre.
El lunes estaba de nuevo a la misma hora, con el diario completamente abierto tapándome la visión del exterior, leyendo los apartamentos en venta que habían en la sección de clasificados. De pronto alguien tira con cuidado del diario devolviéndome la visión de alrededor, era él por supuesto.
-¿Nos sentamos?- preguntó moviendo la cabeza en dirección a una mesa vacía.
Accedí y al poco tiempo estábamos sentados charlando, me contó que trabajaba los sábados y domingos también para no molestar a su papá con sus gastos, al igual que las botas eran un regalo de ellos y que se molestó un poco cuando se las dieron, pero que al final le encantaron.
Poco a poco se iba soltando más y más…
Fui descubriendo cuantos años tenía, 21, donde vivía y otras cosas que ya imaginaba. Poco a poco fuimos tocando temas más personales; Como su vida sentimental, que según él, había sido un desastre con las mujeres. Yo le conté acerca de mi reciente ruptura con mi supuesta novia y que en realidad no me iba mal y de vez en cuando cuadraba por ahí, que podía darle unos consejos.
Un día después que ya llevábamos algo de tiempo coincidiendo en vez de esperarlo tomé primero una mesa, como supuse me buscó. Se inclino un poco y cuando pareció verme dio unos ligeros saltos para asegurarse de que era yo y se acercó saludando como siempre.
-Mi mamá ayer hizo pasticho... Te traje para que lo pruebes.
-¿En serio?
-Si, es que veo que te gusta la cocina de mi mamá.
Me reí un poco y tomé el pasticho, me dio unos tenedores y mientras picaba un trozo y me lo llevaba a la boca me miraba directamente a los ojos.
-¿Y que tal?- preguntó entusiasmado.
- Buenísimo- respondí saboreándolo y luego tragando con un poco de fuerza -De verdad, no me equivocaba diciendo que si huele bien sabe bien, por lo menos no con la comida de tú mamá-
Mauricio se río.
-No como la esencia de vainilla- dije divertido.
-¡No me hables de esa mierda! Fue mi trauma de la infancia-
-Creo que el de todos- me reí un poco -tan rico que huele y creo que me iba vomitando la primera vez que la probé.
Poco a poco Mau –Como me había pedido que le dijera- me iba agarrando más confianza. Me ofreció buscarme trabajo en donde él trabajaba, a lo que me negué porque estaba metiendo papeles en otro sitio y esperaba a que me llamasen.
Dejamos de coincidir en el almuerzo y ahora nos poníamos de acuerdo para salir a trotar o ir por ahí, se inscribió en el mismo gimnasio que yo, le conté que había una de esas promociones en la que si llevabas a un amigo a inscribirse ibas a pagar el 50% de lo que pagabas de mensualidad, él, diciendo que era poco, se ofreció a pagar su suscripción junto con la mía, me negué en un principio pero el terminó accediendo convenciéndome de que así me ahorraba lo que me daban mis padres.
Aparte del Gym, a veces salíamos al cine o íbamos a otros centros comerciales, una que otra vez él invitaba a uno de sus amigos o me invitaba a salir con los de su “movida”, aunque eran unos dos o tres chicos, casi todos de la misma edad que él, y yo le pasaba solo por dos años, 23.
Una vez con uno de los amigos nos pusimos a jugar en una de esas “maquinas de baile”, las que tienes que presionar la flecha a medida que va apareciendo en pantalla, los dos quedamos completamente cansados y a mí terminó doliéndome un pie –según dije- por lo que él me ofreció su hombro para apoyarme y mientras me apoyaba deslizaba mis dedos hasta donde alcanzaban en su pecho con caricias casi imperceptibles, también a veces lo apretujaba y lo miraba con deseo y él creyendo que era juego lo mío también comenzó a hacerme lo mismo a veces. Después no hizo mucha falta eso de “juegos” porque en el gimnasio los toqueteos se hicieron más constantes con mi excusa de “comparar músculos” y decirle lo rápido que estaba avanzando. Más de una vez lograba mi cometido y entre sus shorts deportivos se llegaba a notar un bulto más grande de lo normal.
Un día también mientras jugábamos a la play en su casa, donde ya había hecho buenas migas con su familia y contándome de una u otra cosa me confesó que era raro, pero que desde que me había conocido no había quedado con ninguna chica y no sabía muy bien por qué.
-No podía ser mejor-
-¡Hoy tiramos porque si!-
Mauricio se río algo tímido, según me había dicho no era de frecuentar esos sitios.
-¡Coño! ¡Marico! Ya vas a ver, cojemos porque cojemos, te digo que hay chamas bien botadas…
-Coño pero no es mi estilo…
-Si, deja que estemos allí…
Lo noté un poco nervioso así que saqué mi cartera y rebusque en ella…
-Toma le dije ofreciéndole una capsula.
-¿¡Qué mierda!? ¿Me estás ofreciendo droga?
-No jodas, es una broma ahí hecha con componentes naturales, está legalizada pero bien caras que son… tomate una no va a pasar nada, es para estar más activos- estiraba la mano con la pastilla en ella.
-¿Y cómo es que tienes dinero para comprar esto?
-Las compré cuando trabajaba, son las últimas que me quedan…
Mauricio murmuró un poco, tomó la capsula y la lanzó en su boca, yo hice lo mismo con otra, para pasarla ya iba preparado con una lata de redbull así que tome hasta la mitad y le dejé el resto.
-Nos deja aquí por favor- le pedí al taxista. Nos bajamos del auto y frente a nosotros estaba un centro comercial, que aun estando alejado de la zona céntrica de Caracas, todas las noches y sobretodo las de los Viernes; “Ladies  Night” se llenaba de gente de todas las clases sociales… aunque mayormente, con dinero.
-¿Trajiste la plata para el privado?
-Si
-Cualquier cosa tienes las llaves de mi apartamento- saqué las llaves de mi pantalón y se la lancé- Aunque no te recomiendo ir ahí… Además que con el poco e hijitos de papá, nos ven que no tenemos carro y se acaba el encanto, ¿Aunque tú no vienes a buscar una relación seria para acá no?
-No- respondió Mauricio sacudiendo la cabeza.
-Nada mas una noche de descontrol- le estiré la mano con el puño cerrado mientras le miraba directo a la cara, chocamos los puños con el cartel de luces azules alrededor rodeando un logo que encerraba el nombre de “Point” tras nosotros.
-ja,ja-
...
3 Horas… 3 horas con los pies ya a reventar de tanto bailar con cualquier chama que se me cruzaba… Eran ya las dos de la mañana y al parecer Mauricio aún no encontraba nada… Era hora de tomar cartas en el asunto…
Miré a dos chicas que estaban comiéndose una a la otra en la barra… Ambas con un cuerpo de ensueño… Como todas las que suelen frecuentar el lugar… Silicona… Silicona por todas partes…
-Hey- levanté una mano en señal de saludo mientras sorbía un poco de mi vaso y caminaba hacia la barra.
Les había cortado el rollo a las dos que me miraron como -¿Y que quiere este pendejo?- pero aun así seguí hasta ella y ya cerca de ambas les dije…
-Es que tengo un amigo que quiere pasar un buen rato… Pero tranquilas ustedes hacen lo que quieran… no es necesario que lleguen a nada…
Las dos chicas se miraron una a la otra…
-Allá en la primera cortina… después si quieren se quedan ustedes dos nada más para que tengan más privacidad saben- les guiñé un ojo.
Una de las chicas, pelo negro como el azabache y largo hasta las caderas... la que estaba parada mientras que se comía a la otra en el asiento le dijo -Vamos a divertirnos un rato amor- mientras juntaban sus narices. La otra chica sonrío con algo de picardía y se dejo llevar por la mano de la otra que tiraba de ella caminando en dirección al pequeño espacio privado.
Corrí en la pista hacia donde estaba Mauricio, ya se encontraba algo desaliñado, con la camisa abierta dejando ver la franela que llevaba abajo, las mangas corridas y el sudor recorriéndole la frente mientras dejaba que una chica le moviera las nalgas pegadas a su paquete que se marcaba abultado…
Le puse la mano en el hombro llamando su atención y le hablé al oído -Marico tengo algo para ti… te esperan allá en el privado 1…
-¿Mier, loco en serio?
-Dos caballotas Bébete esto…- le ofrecí un poco de f-51 que me había estado bebiendo y solo quedaba la mitad.
-Dame otra de esas pastillas- dijo bebiendo.
-Con una alcanza, tranquilo que si les vas a rendir… Anda papá…- lo tomé por los hombros separándolo de la chica y poniéndolo en dirección al pequeño espacio donde se podía ver un mueble al fondo junto con una pequeña mesa de café.
-Dame para pagarla…
-Ok- me soltó el dinero que comencé a contar para luego irme a la barra y pedir un cuba libre no muy fuerte.
-Solo restaba esperar…-
Mientras agitaba el vaso me iba imaginando todo lo que sucedía en el pequeño cuarto…
Una de las chicas, la de pelo negro sacudía su cabello lentamente hacia los lados mientras que mi Mauricio la observaba recostado sobre el asiento con ambas piernas abiertas enseñando como se marcaba su pene por encima del pantalón mientras se lo sobaba…
La chica comenzaba a bailar al ritmo de la música, el reggaetón que sonaba en ese momento, movía sus caderas hacia adelante y hacia atrás al ritmo mientras iba llevando su dedo índice a la punta de su nariz y lo iba deslizando por sus labios hasta introducirse la uña pintada de rojo dentro de su boca y chupar lentamente produciendo un pequeño sonido al sacar el dedo. 
La otra chica, que llevaba el pelo de un morado translucido y algo corto hasta los hombros dejándose el flequillo que a cada tanto se estiraba para colocarlo sobre su oreja, miraba también a la chica quedándose al margen.
La que bailaba, cosa difícil con los tacones que llevaba, tomándose la blusa comenzaba a deslizarla lentamente hacia arriba, dejando ver el abdomen y como poco a poco el sostén para luego lanzar la blusa hacia la otra y colocar ambas manos en los hombros de Mauricio mientras lentamente se colocaba de rodillas sobre el asiento juntando su pelvis con la de él… Frotándolas para sentir su miembro en todo su esplendor… eso que en poco sería mio.
Con las manos aún en sus hombros y  con sus movimientos lentos movía sus caderas sobre su paquete. Mauricio comienza a deslizar las manos lentamente por su cintura y las va subiendo hasta el sostén… lleva las manos a la espalda de la chica y pasándolas por su cabello tira hacia los lados  del sostén, desabrochando y dejando las tetas de ella al aire… De pronto otras dos manos se van deslizando y se rozan ligeramente con las de Mauricio. Las dos manos cubren ambos pezones y la chica se echa para atrás y comienza a besar a la otra por el cuello.
Mauricio ya inhibido por lo que estaba presenciando coloca las manos sobre las de la chica, también sintiendo las suave piel de los senos de la otra… apretándolos, estrujándolos, se acerca un poco más a ellos y los busca con la lengua tratando de apartar las manos de la peli-morado pero de pronto otras manos lo detienen, unas uñas rojas se clavan suavemente en sus muñecas y lentamente llevan sus manos a su espalda. Los cabellos negros caen a los lados de su cara y luego siente como sus labios se juntan con los de esa chica… una delicia… Saboreaba degustando un ligero sabor a Nuvo
Pocas veces se podía dar estos lujos… Aunque nunca lo hacía, eso lo sabía… estaba ahí por mí. Tenía mucho que agradecerme, estaba pensando, en su vida se imagino estando con una mujer así y menos con dos al mismo tiempo… ¿De donde había sacado tanta confianza?
-Mira tú solo pasa y no te pongas creativo a andar pidiendo nada, tú solo baila y disfruta que yo me encargo de las bebidas y lo demás…-
Claro, apenas entrar sabía que ese no era su lugar, pero lo había ayudado, le había prestado algo de ropa porque él no tenía para la ocasión. Un poco de gel en el cabello y perfume y ya estaba “vestido para matar”… Creo que ni siquiera se creyó que era él frente al espejo.
Claro, todo salía del dinero que “me pasaban mis padres”…
La chica de las uñas rojas se separa de sus labios y tira de la camisa de Mau hacia los lados y luego comienza a quitarle la franela que lleva abajo… La del pelo morado tira hacia arriba del ajustado vestido que llevaba dejando ver un cachetero morado de encaje que permitía que todo se viera a través.
Mauricio trata de acercar su mano para comenzar a sobarle el coño a la chica pero la otra que está encima de él  vuelve a tomar sus manos y se acerca ella para besarla…
Se separaban y los hilos de baba quedaban entre ellas hasta irse rompiendo… Las dos chicas se acercaron a Mauricio y comenzaron a lamerle cada una las tetillas apretando sus algo marcados pectorales y deslizando la mano suavemente por su abdomen hasta comenzar a sobar su paquete.
Mauricio respiraba como un toro y las dos chicas gemían como posesas, de pronto comenzó a sonar una canción rápida y la chica de pelo negro se levantó y se puso de espaldas a ambos dejando ver el culazo que se gastaba. Con dificultad comenzó a tirar del pantalón hacia abajo y Mauricio junto con la otra mujer ni cortos ni perezosos se acercan a ayudarla. Dejan ese cuerpo del deseo, esculpido por las mismísimas manos del hombre, libre… lo único que le cubre es una pequeña tanga roja.
De pronto al ritmo de la música ella comienza a mover las nalgas rápidamente mientras lleva las manos a su cabello con ambas lo tira hacia los lados mientras sacudía el culo a un ritmo impensable…
La baba se le resbalaba por los labios a Mauricio, no sé podía creer que todo eso le estaba pasando a él, la que estaba a su lado se acercó a sus labios recogiendo la baba que había soltado para luego comerle la boca a él que no cerraba los ojos presenciando el espectáculo que tenía en frente.
Mauricio con sus manos busco el cierre de su pantalón, debía pajearse, necesitaba hacerlo, sentía que el pene le iba a reventar y no podía con aquello así que como pudo bajo las manos hasta su cierre y sacó su herramienta para comenzar a masturbarse frente a las dos chicas.
La que estaba a su lado lo miró con algo de deseo mientras que a la otra que lo miraba de reojo sin dejar de moverse se le dibuja una sonrisa en los labios. Cesó sus movimientos y deshaciéndose de la tanga se fue acercando hasta Mauricio y la chica que estaba a su lado…
-¡Marico vámonos coño!- me dijo Mauricio tomándome del hombro
-Ya va convi¿que pasó?-
-¡Vámonos coño, esas coñas me salieron cachaperas!
-¿¡Qué!?- pregunté haciéndome el desentendido.
-No jodas marico, ahora estoy que reviento… Esas desgraciadas, me dejaron con las ganas, justo cuando pensé que quería le diera lo suyo se va para donde la otra a que le meta mano.
-¡No Jodas! ¿Lesbianas? ¿En serio?
-Coño vámonos, no sé de donde sacaste esas locas, perdimos el dinero del cuarto ese para que ellas tuvieran donde hacer su mierda.
Salimos de la disco y nos dirigimos a la entrada. Paramos a un taxi que de casualidad pasaba y le pedí que nos llevara a mi casa mientras miraba como a Mauricio le hervía la sangre.
Llevábamos unos minutos ya en el auto y Mauricio movía su pie intranquilo, le puse la mano en el muslo haciendo que cesara el movimiento por unos segundos mientras lo miraba y con la mirada le pedía se calmara.
-¡Marico, estoy que exploto!
-¡Verga pero espérate a la casa!
-No creo poder coño, me duele tengo que hacerlo ya mismo…
Aún quedaban como  15 minutos en el auto, al parecer había diluido demasiada viagra en el f-51 que le ofrecí… -Mierda-
-Yo te puedo ayudar.
-¿Qué mierda di…
Y antes de que pudiera de terminar me acerqué hasta él y lo comencé a besar, en seguida sentí como una de sus manos se colocaba en mi pecho y me empujaba hacia el asiento de nuevo, el conductor nos miró a través de retrovisor.
-¿Qué carajo fue eso?
-Siempre lo quise hacer… disculpa...- miré hacia un lado del asiento.
-Pensé que te gustaba- musité-sobretodo por como te empalmas cuando nos tocamos en el gimnasio.
-¿Qué qué? Te la pasas viéndome el pipe eh maricon.
-Sabes que también te gusta- solté volviéndome a acercar a él para besarlo nuevamente, volvió a colocar su mano sobre mi pecho para apartarme, y lo hizo… Me dejo a unos centímetros de él mientras me miraba directamente a los ojos… Pasaron unos segundos hasta que con la otra mano tiro de mi cabeza hacia él para ser quien ahora buscara mis labios, pero esta vez con algo de furia mientras que con sus manos comenzó a recorrer mi cuerpo, apretaba mis pectorales y luego se iba a mi espalda subiendo y bajando sin separar nuestras lenguas en ningún momento… Me apretaba con las uñas de tal manera que creí iba a reventar la franela, o al menos iba a dejar marca en la piel, pero me deje llevar y seguí yo también el juego explorando su boca con mi lengua, sintiendo la rugosidad de la suya mientras las entrelazábamos.
El taxista carraspeo un poco como recordándonos que él seguía y ahí, mirando de nuevo hacia nosotros por el retrovisor, le piqué un ojo y seguí en lo mio con Mauricio. Él me empujo hasta quedar acostados en el asiento mientras me iba desabrochando los botones de la camisa, la de él la llevaba a un lado, se la había quitado en el club, por lo que solo comencé a tirar la franela hacia arriba para inclinarme y lamerle las tetillas mordiéndolas con los labios y tirando suavemente de ellas haciendo gemir a Mauricio.
De pronto el conductor piso el acelerador haciendo que Mauricio y yo perdiéramos el equilibrio y nos separáramos por un momento. Nos estabilizamos y continuamos con nuestra faena, terminé por quitarle la franela a Mau descubriendo ese torso trabajado que había ganado en unos meses, recorriéndolo con mis manos para luego ir degustando el ligero sabor salado que le había dado su sudor.
-Llegamos- dijo casi gritando y de mala gana el conductor.
Mauricio desesperado abrió la puerta y salió con la franela y la camisa en su hombro esperando a que yo me bajara, saqué el dinero, lo que acostumbraban a cobrar.
-Es más- dijo el conductor.
-Se jode, no crea que no sé cuanto cobran-
Me bajé del auto dando un portazo.
-¡¡¡Maricones de mierda!!!!- gritó el conductor antes de acelerar y perderse entre los cruces.
Caminé hacia la puerta del edificio donde esperaba Mauricio, intranquilo,caminando de lado a lado y con las manos en los bolsillos, apenas cruce la reja de entrada se abalanzó sobre mi a besarme y yo a recorrerle el cuerpo con las manos. Las puse sobre sus nalgas y las apreté algo fuerte. Mauricio se estiró un poco mientras que con sus manos iba subiendo también mi franela, quitándomela mientras comenzaba a besarme por el cuello. Tomé la franela y la colgué a un lado de mi pantalón mientras lo empujaba en dirección al edificio para llevarlo hasta mi apartamento.
-Sabía que eras un maricon desde que te vi por primera vez- me dijo entre besos.
-Lo mismo digo-
Me pegó a la pared de las escaleras y llevó sus manos hasta mi cinturón que trató de desabrochar inútilmente. Terminé por hacerlo yo mismo, agarré la correa y pasando mis brazos por encima de él lo rodee, tirando de ella y pegándolo más a mi mientras con mi lengua recorría su cara para acabar en su oreja donde solté un sonoro beso haciendo que se apartara unos segundos y se acercara luego a morderme los labios de una manera salvaje.
-Subamos que podemos despertar a alguien
-¿Y que importa?
-Vamos- me giré dándole la espalda y cambiando el cinturón de manos para no dejarlo salir guiándolo por las escaleras hasta donde era mi apartamento. Él mientras íbamos subiendo se pego a mi y al tiempo que me recorría con las manos por ambos lados me iba depositando pequeños besos a la altura de la nuca.
Llegamos a la puerta de mi apartamento y me detuve para buscar la llave soltando el cinturón y liberándolo a él que sin mediar aviso me tomó por un hombro y me giro pegándome fuerte a la pared para recostar su pantalón contra el mío y frotarlo lentamente al tiempo que me besaba, friccionando nuestras pollas.
Lo aparté un poco y maniobrando saqué la llave de mi pantalón y abrí la puerta y él de un empujón me hizo entrar al apartamento cerrando lapuerta con un pie haciendo que resonara por todo el edificio.
Apenas se me acerco comencé a desabrochar su pantalón quitándoselo y haciéndolo a un lado de la sala-dormitorio-comedor-cocina donde vivía.
Me empujó a la cama donde caí dando unos cuantos botes en el colchón gracias a los resortes que a cada noche me quitaban el sueño preocupado de que uno saliera y me atravesara. Luego se colocó encima mio, ya solo tenía el bóxer y lo demás estaba regado por ahí. 
Le levanté el bóxer sin quitárselo bajándolo y colocando de modo que presionara sus bolas y el pene quedara por fuera y me acerqué hasta este abriendo la boca preparándome para engullir semejante plato,  sus manos se colocaron detrás de mi cabeza y de un tirón me llego su polla hasta el fondo de la garganta haciendo que casi me vomitara, los ojos se me pusieron llorosos y se me cortaba la respiración, coloque las manos en su cintura y empuje sacándome su falo de la boca. 
-Mira como te la tragas enterita-
No sabía si sonreír o caerle a golpes hasta matarlo en ese mismo instante, pero me fui por la primera y me abalancé nuevamente sobre su polla, esta vez ya preparado, una vez la tenía dentro de la boca movía la lengua rápidamente de arriba abajo pasando entre los testículos y el tronco para luego chupando con fuerza irme alejando hasta sacar su herramienta de mi boca. Con cada chupada parecía que se iba a desmayar, lo sujetaba de las piernas y sentía como le flaqueaban.
Con los labios recorría su piel, sintiéndola suave, con los bultos que las venas hacían a cada centímetro… Saboreándola, estaba húmeda y con un olor a virilidad inigualable, claro, con tanto bailoteo que había tenido…
Lo degustaba con gula, y buscaba más y más de su precum. No pasó mucho hasta que me aviso que ya se venía, era de esperarse, más bien era extraño que no se hubiera corrido antes.
Tragué entera su polla y una vez la tenía toda en su boca, él,  como tratando de meterla mas adentro, tiro de mi pelo hacia él varias veces hasta que sentí como unos chorros calientes invadían mi garganta, hice esfuerzo sobrehumano para apartarme y escupir el semen dejando que me corriera por la barbilla y luego por el cuello…
Mauricio me dio unos golpes en la cara con la polla y luego se dejo caer de rodillas en la cama soltando un fuerte suspiro…
Me acerqué hasta él y lo besé, pensé que se iba a apartar pero no lo hizo, más bien con su lengua lamió los restos de su semen y continuó besándome, quedando acostado a mi lado en la cama, donde ambos entrabamos a duras penas.
-Pero no acabaría allí…-
Me levante despacio y tome su polla que no esta flácida del todo y comencé a subir y bajar su prepucio… Mauricio abrió los ojos mirándome, no se creía capaz de más de seguro.
Me acerqué hasta su pene y lo llevé a mi boca, comencé a dar vueltas alrededor de su glande con mi lengua, con la otra mano había comenzado a masturbarme. 
Deje su pene brilloso de tanta baba que había soltado, tiraba suavemente de los vellos que lo rodeaban. Me llevé sus testículos a la boca chupando y haciendo que se estremeciera y me colocara la mano en la cabeza como para apartarme en cualquier momento, pero se dejaba.
No hicieron falta más que un par de lametazos para que su pene volviera a e estar completamente erecto…
Me lo volví a llevar completo a la boca, abría los ojos para mirar lo que hacía Mauricio y mientras que él solo me miraba a mí con lujuria. Chupaba fuerte haciendo que el cerrara los ojos apretándolos mientras que se agarraba con fuerza a las sabanas y apretaba los labios tratando de contener los gemidos.
Paré de golpe dejándolo algo descolocado, me acerqué a su oreja y entre susurros le dije:
-Quiero más…- y le mordí en el lóbulo. Mauricio se giró a mirarme asimilando lo que había dicho
-¿Quieres que te lo meta?
-¡Si coño! Hace tiempo que vengo deseando tener esa tranca en culo- le agarré el pene y lo apreté fuerte haciendo que Mauricio se echara un poco hacía abajo para zafarse, yo apreté un poco más fuerte haciéndole soltar un leve grito de dolor.
-¿Me lo vas a meter?- le volví a preguntar cerca al oído.
Mauricio asintió con la cabeza y yo me acerque a su oído acostándome a su lado estirando la mano y sacando un condón de abajo del colchón, después me levanté colocándolo frente a sus ojos mientras ponía su polla entre mis nalgas, sentándome.
-Dame acá- tomó el condón de mis manos y luego tomándome por ambas nalgas me levantó haciendo que mi polla diera unos cuantos botes cerca de su cara, por un momento lo vi dudoso de acercarse así que fui yo el que empujó y se la deje en los labios.
-Sabes que quieres probarla.
Mauricio movió la cabeza de lado a lado restregándose mi polla por sus labios, se deslizaba con facilidad gracias a las gotas preseminales que había en ella, gotas que Mauricio por puro reflejo recogió con su lengua, saboreo y terminó yendo a por más, metiéndose mi pene en la boca. Chupó primero con movimientos inútiles, chocando sus dientes y haciéndome un poco de daño. Tomé mi polla por la base y la acomodé un  poco, disfrutando de lo que me estaba haciendo y del calor de su boca.
Me estiré y con una mano quité el condón de las suyas, ya estaba fuera del envoltorio, llegué hasta su mástil y maniobrando con la mano lo coloque en la punta y fui deslizándolo sobre el tronco hasta donde llegaba el condón.
-¿Todo un experto no?- dijo separándose de mi pene.
-Si, tengo algo de practica- me acerqué y lo besé mientras reía… -Quizás esa practica era preparándome para dar lo mejor contigo- Volví a pasar  mis rodillas sobre él hasta quedar sentado sobre su abdomen e irme deslizando hasta sentir su pene.
El bajó sus manos hasta mis nalgas y esta vez fue con un dedo recorriendo mi raja hasta llegar a mi agujero donde introdujo uno despacio y sin mucha dificultad. Movía el dedo de forma rápida y yo gemía indicándole cuanto me estaba gustando, pero era obvio que quería más que un dedo… Pareció leerme la mente… e introdujo otro. Solté un leve quejido que ahogué acercándome a sus labios para morderlos. Movía los dedos como si de un destornillador se tratara, les daba vueltas hacia los lados taladrándome, al tiempo que los sacaba y los volvía a introducir.
-Te voy a reventar- me dijo sacando ambos dedos.
-Sii… ¿Me vas a partir en dos?- le dije comenzando a mover el culo arriba y abajo sobre su pene.
-Te voy a atravesar…-contestó más suelto de lo que creí que pudiera llegar a estar.
-No has escuchado eso que dicen de quien mucho habla poco hace- le susurré al oído.
-Te lo voy a demostrar entonces- tomó su polla desde la base y la dirigió a mi culo.
-A ver si aguantas la mecha- le dije.
-Se ve que ya has hecho esto antes…- Yo solo reí mirándolo
-Quiero hacerlo de perrito-  le pedí antes de que comenzara.
-Bueno, como lo que eres, una perra…
Volví a reírme mirándolo mientras me levantaba y me apoyaba en la cama con los brazos y piernas dejando el culo en popa y preparado para recibir lo que se venía. Él se levantó y caminando de rodillas llego hasta mi culo y fue introduciéndome su verga.
Primero la cabeza, curiosa, revisando el lugar para avisarle al tronco en que condiciones estaba… El tronco animado iba entrando también, no está tan estrecho, le habrá avisado la cabeza.
-Párteme el culo- pedí entre gemidos.
Mauricio me tomo por los hombros y de un solo golpe introdujo su polla hasta el fondo. No sé por qué pero dolió. Quizás no había tenido antes ninguno tan grueso…
-Aaaaah-
-Tu pediste, ahora resistes- me dijo empujando más adentro aún y su pene seguía entrando, esta vez sentía como a cada empujón introducía más y más y más y parecía que nunca iba a terminar, pero sí. Puse mi mano para sentir su pene y ya, tocaba directamente su piel, todo el condón estaba adentro, y lo que quedaba afuera no era más de unos pocos milímetros.
-Un culito bastante tragón este que tienes- dijo sonriente. Yo le devolví otra sonrisa picara y como pude apreté el esfínter haciendo que Mauricio desviara su mirada hacia el techo dejando los ojos como en blanco…
-Dioooos… Has eso de nuevo…
-Tus deseos son ordenes papi- volví a apretar el esfínter todo lo que pude haciendo que Mau suspirara.  Estuve así manteniéndolo apretado hasta que me cansé y comencé a mover la cadera de forma circular sin sacarme su pene-
Él sin saber que hacer –lo podía ver en su cara- puso sus manos sobre mis nalgas y solo seguía el movimiento circular de esta con una cara de que estaba alucinando.
Me aferré a la cama y moví el culo arriba y  abajo varias veces de forma rápida haciéndolo tambalearse…
-Que me iba a imaginar yo la senda perra que tenía por amigo.
-Y aún no has visto todo lo que puedo hacer- le dije volviendo a apretar el esfínter haciéndolo gritar de nuevo.
Se agachó pegando su pecho a mi espalda pasando sus brazos entre mis hombros quedando ahora como dos perros. Ahí fue el quien comenzó a mover sus caderas rápidamente metiendo y sacando unos pocos centímetros de su pene.
Se levantó y llevó uno de sus dedos hasta mi boca y yo por reflejo comencé a chuparlo. Luego metió otro que con gusto también chupé, con la otra mano fue recorriendo mi espalda y finalizo su recorrido al otro lado de mi boca donde se incorporaron otros dos dedos, me daba mala espina estar así, me estaba abriendo la boca con ambas manos… y pasó lo que me esperaba; comenzó a tirar de los lados de mi boca para marcar el ritmo de su follada.
Me dolía, sentía como si me los iba a reventar, una lágrima brotó de mis ojos por el dolor, mascullaba diciéndole que me soltara pero no lo hacia por lo que enseguida apreté los dientes buscando morderle.
-Aah, te gusta morder- dijo sacando rápido una de las manos y dándome una nalgada que resonó fuerte en el cuarto y que hizo que poco a poco sintiera un hormigueo recorriéndome la nalga para abrir paso a un ligero ardor.
Seguido a esto, al tiempo que iba y venía con su pene dentro de mí, pasó su mano por mi cintura y comenzó a pajearme… primero despacio al tiempo que bajaba el ritmo de su cabalgada y luego poco a poco fue aumentando, me masturbaba de forma tan brusca que el pene me dolía cada vez que tiraba del prepucio. Me estaba causando dolor y bastante… y la cosa se puso más fuerte. No me esperaba esa actitud de él… podía haber sido con cualquiera, pero no de él.
Puso su mano en mi nalga y poco a poco sacando las uñas las fue deslizando por mi espalda, aún con su pene adentro de mí y masturbándome con la otra mano, me iba rasguñando por toda la espalda hasta llegar a mis omoplatos para después clavar sus dientes en mi cuello y comenzar a chupar como si de un vampiro se tratara.
Eso si que no me había pasado… el que rasguñaba era yo… era raro que un activo lo hiciera… 
-Te gusta sufrir ¿No?- dijo poniendo sus manos en mis testículos y tirando de ellos como si fuera la ubre de una vaca. El dolor hizo que volviera a soltar un grito.
-Eso… sufre… Aafffaagff- gimió empujando más fuerte, introduciendo toda su polla hasta lo más profundo de mi ser mientras movía su mano frenéticamente haciéndome acabar sobre la sabana y para luego él ir ralentizando su movimientos, había acabado al mismo tiempo que yo estando dentro mío, soltando toda su lefa dentro del condón.
Sin dejar que sacara su pene eché el cuello hacia atrás y busqué sus labios, volvimos besarnos, aunque sentí un pequeño rechazo al principio, pero después se acercó y me correspondió.
-Te amo papi- le dije.
-Yo… Yo… yo también Leo.
-Listo-
Nos quedamos recostados los dos en la cama y justo antes de dormirnos busqué mi teléfono y marqué la fecha en el calendario.
Ahí comenzó todo… nuestra relación. Siempre que teníamos la oportunidad follábamos como locos, pero a parte de eso comenzamos a salir como “más que amigos”, cuando no había nadie, como saludo, nos besábamos, de resto nos estrechábamos la mano y nos dábamos un abrazo con los típicos golpecitos en la espalda.
Mauricio se comportaba conmigo como nadie lo había hecho. Para mi cumpleaños hizo una torta y junto con su mamá y su papá -que también me habían agarrado confianza, creyendo que éramos amigos nada más- me cantaron cumpleaños. No pude evitar llorar, me trataban como parte de su familia y ninguno antes había hecho eso.
En el sexo si era completamente diferente, rasguños, azotes, mordidas, pellizcos… Le gustaba hacerme sufrir, al parece eso le excitaba y yo simplemente me dejaba hacer.
Cuando mi teléfono se daño no tardo más que unos días en aparecerse con un Blackberry de regalo,  decía que no era nada y que sería mejor pues según no gastaríamos mucho saldo para hablar, me negué diciendo que no podría pagar la renta y él sin reparo alguno se ofreció a hacerlo, después de todo era su regalo dijo. Me negué en un principio pero terminé por aceptar.
No habían pasado más que unas semanas hasta que tuve que decirle de la terrible noticia…
-Mau… voy a tener que volver con mis padres…
Él abrió los ojos como platos y sentí como su piel se erizaba, acabamos de tener sexo y ambos estábamos mirándonos a la cara acostados en mi cama. De golpe se levantó quedando sentado en el colchón.
-¿¡En serio!?
-Si, descubrieron que había dejado los estudios y ya dijeron que no me pasarán mas dinero… para nada, tendré que irme a vivir con ellos.
No lo pensó dos veces.
-Quédate en mi casa.
-No papi… voy a molestar allí… está bien de vez en cuando, pero definitivamente, no.
-Por favor- tomó una de mis manos con las dos suyas halándome para quedar sentado frente a él.
-No papi…- dije casi llorando.
-Pagaré tu alquiler-
-No podrías-
-¡Si! Sí puedo, eso haré…
-No… Sentiría que solo me estoy aprovechando de ti.
-No, no, lo hago porque yo quiero que te quedes… por favor- me miró a los ojos mientras los suyos se iban tornando llorosos.
-Está bien…- solté resignado.
-¡Si!-dijo abrazándome fuerte y moviéndome hacia los lados haciendo que cayéramos de nuevo acostados en mi cama, él encima de mí, mientras yo sonreía con mi cabeza en su hombro.
Cada vez que él cobraba me pasaba dinero para pagar el apartamento donde vivía, que a pesar de ser pequeño era algo caro debido a que está en una zona céntrica de la ciudad. Había buscado allí porque la universidad donde se supone que estudiaba queda a 15 minutos a pie. También aparte de pagar el alquiler me daba para comprar la comida.
Le conté que la señora de administración había traído una carta donde decía que por “quebrantar la paz” iban a recoger firmas entre todos los vecinos e iban a terminar hablando con la dueña para botarme del edificio, claro, después de todo era una homofóbica, estaba más que seguro que esas eran las molestias a su “paz”.
Por el mismo motivo tuvo que dejar de venir a mi casa, me deje de vercon él tan seguido pero cuando nos veíamos me aseguraba de dejarlo feliz, que valiera pena y lo lograba…
Pasaron al menos seis meses más en los que él seguía dándome todo, trabajaba el día completo y hasta la mayoría de los fines de semanas. Se había puesto ojerudo y había perdido la masa muscular que había ganado el poco tiempo que estuvo yendo al gimnasio, aun así seguía pagándome la mensualidad. Le dije que ya comenzaría a ayudarlo pues me habían ofrecido trabajo en un centro de atención al cliente movistar, que comenzaba en un mes.
Ya cuando iba a su casa lo que menos hacía su mamá era sonreír, de hecho me miraba con una cara que decía –Te quiero ver quemándote en el infierno-
Pasó el mes y comencé a trabajar en la agencia movistar que quedaba en otro centro comercial distinto a donde Mauricio trabajaba. Al menos eso decía.
A pesar de que ya casi no compartíamos nada me seguía pasando dinero… Dinero con el que compraba el diario a cada mañana, con él que me iba de fiesta, con el que compraba pastillas y las cosas para preparar las mías, con el que me compraba ropa, con el que me corté el cabello.
Pasaron más o menos dos meses hasta que armado de valor Mauricio volvió a verme, con “mi nuevo look” y mejor que nunca... había quedado en verlo en el centro comercial donde yo “trabajaba” ahora.
-No podemos seguir con esto Leonardo… te amo… pero ya no puedo más… por sobretodo, me amo a mi mismo…- Suspiró -tendrás que valértelas por  ti mismo.
-Ok…- respondí vagamente sacando mi vergatario” del bolsillo, después de todo había vendido el blackberry, ojee un mensaje donde “Gabriel” ponía –Joseph nos vemos en un rato cuando salga, yo te aviso y te paso a buscando- lo cerré y busqué el calendario –Mauricio, 8 meses le saqué a este, nada mal, lastima todos los que pierdo al principio.
-¿Ok? ¿¡Solo eso me dices!?
-Si… Olvida lo nuestro, y gracias por todo
Mauricio me miró llorando…
-En serio ¿No signifiqué nada para ti…?
-No- respondí vagamente mirándolo a través de mis gafas oscuras.
-Por favor… dime que es mentira…
-No insistas o te va a ir peor carajo-
-Dime que solo estas bromeando conmigo-
Metí mi mano en el bolsillo, sería fácil usar un poco de burundanga que con tanto amor me enseño a preparar mi madre, cuestión de solo encender un cigarrillo.  Pero algo me contuvo de hacérselo, con él no podía…
Me tomó de la mano, sacándola de mi bolsillo, me zafé agitándola rápidamente.
-Deja tus pendejadaso voy a llamar al vigilante, mira que lleva rato echando ojo, con esa pinta que cargas… en cualquier momento te llevan a la granja oasis (lugar de rehabilitación para drogadictos).
Mauricio comenzó a llorar mirándome.
-Todo lo que sentí por ti era verdad… fui un pendejo…
-Si, lo fuiste… Nos vemos…- abrí mi mano y la cerré en forma de despedida. Tomé mi bolso del suelo… entré al ascensor y me fui a la feria de comida, una pequeña lagrima amenazaba con escapar de mis ojos pero la retuve.
Recordaba todas esas cosas que me había dicho mi mamá de lo que yo era, la rencarnación de “Arukadarí”, hijo del Dios sol, que con su magia solo se dedico a hacer maldad, lanzando maleficios contra la gente y haciendo que otras personas los imitaran creando lo que son las enfermedades en el mundo… Menuda gilipollada, pero pues, de alguna parte las cosas siempre me salían como quería y no se lo atribuía a más que eso...
Al nacer, fui llevado con el Shaman de la tribu, quien de solo mirarme se lo dijo a mi madre, al cacique enterarse ordenaría mi sacrificio por lo que mi mamá escapó de la tribu, aunque mi papá, el verdadero, no lo pudo hacer con ella. Escapó conmigo nada más. Nunca dejo de preparar esos remedios y cosas con nombres raros que jamás pensé me serían tan útiles en el futuro. Lo hacía para venderlos y  ganar dinero, nunca los usaba para su propio beneficio. Mas tarde conoció a “mi padre” con quien nos mudamos e hicimos una vida hasta que llegó la hora de que fuera a la Universidad y pues, quería estudiar en la capital, y  mi consentidor padrastro me lo permitió… No pasaron más que unos meses y me había aburrido de la universidad, y no pasaron más que unas semanas y ya lo sabían, malditos contactos. Me resigné a volver a esa puta casa, aparte que nunca vi tampoco invitación a que regresara, conocía a mi mamá, debía haber maldecido en nombre de todos los demonios pemones(tribu indígena)habidos y por haber cuando se enteró. Y bueno, así me dejaron, sin nada…
¡Gran madre la mía! Me salva de ser sacrificado y me abandona –Sabía que llevabas la maldad pura en ti muchacho- fue lo ultimo que le escuché decir.
Menos mal que para entonces me había hecho con un novio, porque si, desde pequeño me gustó más el “yauki” que la “sasai” o las yucas que los bollos, que es lo mismo que los penes a las vaginas… Quien sabe si mi mamá también se había enterado de eso. En fin, este chico me ayudo mucho esos días, continuó pagando mi alquiler por un tiempo, pero claro, nada es eterno, terminó por cansarse y se fue con la cabuya en la pata dejándome sin saber que hacer…
Tuve que empezar a trabajar… conseguí en una zapatería trabajando de dependiente, o mejor dicho diciendo “a la orden” a cada persona que se acercara como si de un buitre se tratara. Fue cuando se me alumbró la mente y con lo que había aprendido de mi mamá, drogué a otro dependiente y terminé robándolo, el pobre ni se acordaba al siguiente día que le había pasado, aunque ya que estaba falto de lo otro también aproveché.
Pudiendo ir por lo mejor me decidí y me fui por el dueño de la zapatería, pero la cosa no duró mucho, tenía esposa y desconfiado terminó por cortarme el rollo sin siquiera haber comenzado, si acaso un mes de alquiler le saqué…
Pero allí comencé, un chico tras otro… se nota cuales son los más propensos a dejarse llevar… esos eran los que elegía… de uno en uno…
Cambiaba el sitio donde los buscaba para evitar cualquier soplón, pero de todas formas, quedaban tan dolidos… o a veces tan drogados que no iban a poder hablar nada hasta que ya yo estuviera a kilómetros de distancia…
Compraba capsulas y las vaciaba para rellenarlas con mis preparados… Mi mamá podía haberse ganado el premio nobel con eso.
Comencé de uno en uno, de dos en dos, y si podía, hasta los tres… Cada vez se me hacía más fácil…
Caminé y miré hacia la feria de comidas, allí estaba… sentado con la mirada perdida hacia los carteles de una oferta de Subways.
-Buenas tardes… ¿Está ocupado?
Dejo de ver el cartel y dirigió su mirada hacia mí.
-No…
-Gracias- respondí tomando asiento.
-No porque los mires van a bajar más los precios, aprovecha.
El tipo sonrío mirando de nuevo el cartel…
-Ya comí gracias.
-Donde están mis modales…- me reclamé  y luego estiré la mano -Alfredo Gonzales, Mucho Gusto-




Relato procedente del XX Ejercicio de Autores de TodoRelatos: "Erotismo en tiempos de crisis económica". Perfil de SideShift: http://tinyurl.com/SideShift

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