viernes, 10 de mayo de 2013

Mi sueño del Fin del Mundo


Un tio normal en una situación extraña, ¿el fin del mundo ha sucedido o este héroe anónimo lo puede evitar? leed pero tened en cuenta que su vocabulario es el de la calle, sexo y humor con toques divinos.

  


 Erase una vez, el fin del mundo (probable) que creo que soñé.

A ver como explico esto, veréis recuerdo que estaba tumbado en la cama después de que mi María y el menda echáramos el polvete del viernes noche, bueno la verdad es que esa parte la recuerdo perfectamente, porque es una de las pocas cosas buenas de la vida de casado, no es que me queje pero… ¡ya sabéis! con esto de la crisis y el paro, por no mencionar los problemas que traen los políticos con su basura de “amiguismos, consejeros a dedo y familiares” tan llena de corrupciones.

En fin que me distraigo y se me va la olla, como decía acabábamos de cenar y nos pusimos la maría y yo en plan romántico, ya sabéis como va esto así que me saltare la paja e iremos al grano, por suerte para mí se da el caso que mi nena es de mecha corta, es decir que en cuanto la toco un poquito enseguida se me calienta poniéndose que no veas, solo os diré que en el sofá de casa, tenemos a modo de funda de asientos una sabana de esas de tela por una cara y plástico por la otra, ¡ya sé cómo suena de raro! pero es que mi maría es una mujer muy caliente, se corre de manera escandalosamente húmeda y nos encanta ver las pelis guarras del satélite en la tele del comedor, por lo cual usamos la sabanilla en cuestión para que las visitas no vean los lamparones de flujo y semen reseco en la tapicería, es una solución barata así que si tenéis el mismo problema os lo recomiendo.

¡Vuelta la mula al trigo! como decía, vamos que viendo la peli la toque un poquito las tetillas y se me puso en marcha enseguida, no tardamos en estar enzarzados en un cuerpo a cuerpo de besos y caricias, veíamos la película solo de reojo y a cachitos, mientras nuestros cuerpos perdían ropa y ganaban calentura rápidamente, no tardé en arrodillarme a los pies de mi chica y sacarla el pantalón del pijama rosa a cuadritos, su chochete ya estaba húmedo cuando puse mi boca sobre su conejo, moví la lengua por su grieta despacio sintiendo el aroma a hembra mezclado con el sabor salvaje de su almeja que se me abría ansiosa según lamía, mi nena suspiraba a la vez que se masajeaba los pechos por encima de su camiseta, sus ojos medio cerrados contemplaban alternativamente mi coronilla y la tele, donde una pareja se follaba en plan perro.

La sentía gemir de placer y no pare de darla lengua dentro, sentí sus labios contra mi cara empapándome, sentí su punto “G” temblando, note como su hinchado clítoris rozaba mi nariz, ella se ponía frenética de pura ansia por correrse, me puso las manos en la nuca apretándome contra su vientre mientras agitaba las caderas, yo note algo haciendo tope en mi lengua que a juzgar de cómo me apretaba contra su coño, debía de ser su matriz o las trompas del tal Falopio ese, la maría no tardó en correrse contra mi nariz y boca dejándome empapado, el menda chupaba todo como podía mientras ella jadeaba en plan bestia apretándome como queriendo meterme dentro de su gruta, fueron instantes de placer intenso.

Me incorpore secándome la cara, al ver la expresión de placer que ella conservaba me corté de hacerla el comentario habitual, pues yo solía decir:
  • Siempre se me olvida traer las gafas y el tubo de bucear cuando te como el coño nena, un día o me ahogas o me dejas ciego de tanto flujo.
En lugar de eso dije:
  • ¡Joer tía! que pedazo corrida te has metido, estas divina con esa cara de golfa que pones.
Tras mi arranque de romanticismo casero, decidí follármela como estaba, asín que me baje el pantalón y dirigí mi verga a la chorreante gruta de su chochete, ¿qué decir? Estaba empapada caliente y receptiva, su túnel se adaptaba al carnoso intruso de la manera más viciosa posible y comencé a disfrutar de mi nena en cada vaivén, ya sabéis p`adentro y p´afuera y el chucuchu del tren en versión cada vez más animada y con jadeos por ambas partes.

Nos lo pasamos de vicio, me apretaba con sus piernas mientras casi la sacaba del sofá a base de cabalgarla y barrenarla a fondo, levante su camiseta y chupé sus pechos sintiendo como su vagina se contraía estrechándome la verga, esta resbalaba cada vez mejor y sentí como hacia tope dentro de su cuerpo en cada envestida, mi nena jadeaba en mi oreja y aquello me volvía loco de deseo, mis caderazos se hicieron mas rápidos y ella ayudaba haciendo oscilar levemente sus caderas en cada vaivén, el gustazo era tremendo como siempre y ella me lo demostraba poniendo esa expresión de vicio que tanto me molaba, sin dejar aparte claro sus gemidos contra mi oreja y el roce de los pezones contra mi pecho, no tardamos en corrernos ambos a la vez ella gritando y gimiendo mientras yo coreaba sus expresiones, me chorreo todo el vientre con el abundante flujo de su corrida, a la vez que expulse oleadas de grumosa leche dentro de la vagina de ni maría.

Tras eso pasamos al servicio a asearnos y nos fuimos a la cama donde nos besamos y dormimos…

¡Y ahora me despierto aquí en esta puñetera cola! ¿Dónde estoy? solo se ve el cielo azul, de la cintura para abajo solo veo niebla, multitud de gente delante y detrás en fila de a uno pero nada más que ver, ni casas ni bloques ¡nada! estamos en medio de ninguna parte y todos en pelotas, eso se ve claramente, es como ir a una playa nudista ¿pero que gilorio va a una playa nudista un día de niebla? tampoco veo el suelo pero es blandito, casi como pasear por encima de un colchón de plumas.
Intento preguntar al tío de delante, pero este me contesta en otro idioma, el de atrás es negro y paso de preguntarle pues no se swahili, la cola avanza despacio y sigo buscando referencias de donde estoy pero no veo nada familiar, al fin escucho una voz en castellano diciendo:
  • ¡Menuda miiiierda me pille anoche!
  • ¡eeeuuuuhh! -grito- ¡oye payo! ¿donde tamos?
  • ¡Ni zorra! –responde el otro educadamente, añadiendo- pero no vengas que el que se sale de la fila se cae, ya he visto a uno y el trompazo debe ser de órdago, porque gritó un buen rato mientras bajaba.
  • Vale, pero ando rodeado de guiris.
  • ¡Y ellos! pregunta y veras, aquí cada uno chamulla su jerga.
  • Pues que diver, a esperar y andar, arrastrando los pies, preocupados y en silencio, debe ser la fila de hacienda.
Al rato pasa por el lateral de la fila un tío con túnica gris, subido muy tieso en algo que recuerda una nube, habla por un altavoz en un idioma que no he escuchado nunca, pero mi mente reconoce y así me entero de lo que dice.
  • No se alarmen ni salgan del estrecho corredor de la fila, ¡no pasa nada grave! Es solo que el mundo se ha acabado por colisionar con el meteorito Apofis, están ustedes en camino al juicio final asi que no se preocupen de nada pues ya no merece la pena, aunque estén en pelotas está prohibido toquetearse solos o que hagan actos impuros, bien sea en parejas o grupos pues serán castigados, en breve se les entregaran unos impresos y un lápiz para su declaración jurada de hechos realizados en su vida mortal, recuerden ser sinceros pues una eternidad depende de lo que pongan y si es cierto o falso, ¡recuerden! La mentira es pecado y los pecados se atienden en la planta sótano.
¡El fin del mundo, que puñetas tiene la vida! bueno al menos me ha pillado después de echar un kiki, podría haber sido peor y quedarme a medias, el segurata o funcionario de la nube (vete a saber) sigue su camino repitiendo su cantinela por el altavoz, intento hablar de nuevo con mis vecinos de cola pero nada, el negro no me entiende y el de delante lo mismo, me aburro bastante y avanzamos despacio, algo así como un par de horas después veo otra nube más grande a un lado con varios tíos encima, según pasamos nos van dando un impreso y un lápiz, el que lo entrega dice:
  • Tienen que escribir aquí su curriculum vital, lo que han hecho bueno y malo en la vida, si son buenos o malos, currantes o vagos, obedientes o ariscos, mansos o violentos, no olviden añadir edad y sexo real, recuerden que no se debe mentir ¡ah! en el apartado “sexo” no pongan ¡si gracias! pues suena a desesperado y al jefe no le van los salidos.
Me estoy alejando con el impreso cuando vuelve el segurata/funcionario de gris y le dice al que reparte los folios:
  • No veas como esta de mosqueado el chico del jefe tío.
  • Ahí va la ostia ¿Qué pasa pues…?
  • Pues que dice que no le gusta multiplicar folios y lápices, que se lo da mejor lo de los panes y los peces.
  • Ya le entiendo, además anda mosqueado porque quería bajar otra vez, pero ahora en plan metrosexual.
  • En plan ¿metro…loqué?
  • Metrosexual, con barba cortita y bien cuidada, además de un buen cuerpo fibroso de gimnasio y todo afeitadito, decía que quería repartir mucho amor ya que hay más mujeres que hombres y cada vez mas lanzadas… pues eso ¡mucho amor!
  • Ese lo que quiere es echar unos polvos, pues mira le han traído a todo el mundo a casa para que elija.
Me alejo de ellos pues la fila avanza algo mas rápido, me da tiempo a poner mi nombre en el folio cuando llegamos a una bifurcación, un cartel indica:
  • Buenos, creyentes, simples, mansos, honrados. A la izquierda.
  • Regulares, zánganos, pillos, bebedores, peleones, conflictivos, chistosos, juerguistas, y salidos. Al centro.
  • Malos en general, ladrones, asesinos, putas, chulos, violadores, abogados, políticos. A la derecha.
Algún gracioso a añadido en lápiz la expresión “ex parientas” al último cartel, es asombroso el numero de tías que se van a la derecha, con los abogados los políticos y el resto de mala gente, espero que no se aburran donde vayan, yo me quedo en la fila central, pues veo mucho personal de edad avanzada en la de la izquierda y no quiero pasarme la eternidad en un geriátrico, veo al tío con el que he hablado irse a la derecha y casi me arrepiento de mi decisión, seguro que con el colega y las titis me pasaría un buen rato.

Ahora delante de mi queda una cincuentona nada atractiva y escuálida con pelos como de fregona tiesa, así que aprovecho otra espera para rellenar el formulario, tiene preguntas como: ¿Tiene hecha la comunión? ¿Está confirmado en su fe? ¿Se sabe el credo y el padrenuestro o su equivalente en otra religión? ¿Suele dar limosnas? Intento ser sincero pero solo al principio, después hago lo que cualquiera que se aburre en un test, pongo si a todo y confió en la ley de probabilidades.

La cola avanza y mas allá se distingue un kiosco donde dejar los test rellenos, el negro de detrás ha debido ver algo que le mola pues noto su pito rozándome el culo, me pongo de lado y le cedo el paso lo cual agradece con un movimiento de cabeza, la cincuentona flacucha da un respingo al sentir “aquello” en las nalgas pero no protesta, la cola avanza pero mi pareja precedente va a su rollo, el moreno le dice algo a la veterana a la vez que la suspira en la oreja, la tía cede y se abre un poco de piernas, están a punto de echar un clavo en la fila del juicio final allí de pie ante todos, la mujer se contonea y gime al ser ensartada.

En esto que suena un trueno y aparece un Ángel con un par de alas de a dos metros por cada lado, ni corto ni perezoso arrea un mandoble con su espada llameante y arroja a los dos fuera de la fila, se los escucha gritar durante un rato mientras caen al vacio, me mira y creo que voy a ser su siguiente víctima pues solo con su mirada de cabreo ya acojona, su voz es fuerte cuando me dice:
  • Tú ¿has colado al negro?
  • Si jefe, o le colaba o me la colaba, ya me rozó las nalgas una vez con la punta del cimbel.
  • Pero te das cuenta de que por tu culpa a caído una mujer inocente en la tentación.
  • Si pero a sido en defensa propia, además por lo rápido que ha cedido ¡muy inocente me da que no era!
  • Debería castigarte pero… puedes tener atenuantes, debo consultar así que ven y sube a la nube que veremos al encargaó.
Di un pequeño salto y casi me escogorcio al subir a la puñetera nube, pues bajo la niebla aquello tenía el tamaño de un flotador, me agarré como pude al Ángel vengador y salimos a escape en dirección a una nube gigantesca grande como el monte everest y blanca, desde arriba vi cientos de colas formadas cada una con miles de personas andando lentamente, todas convergiendo en aquel lugar donde entraban por unos huecos que parecían bocas de cuevas, la escena me recordó vagamente a la caravanas de coches cuando volvían de vacaciones de vuelta a la gran urbe, solo que aquí era a pie y sin tener que aguantar a la suegra ni a los críos.

Entramos por la parte alta del lugar, flotamos bajando una cúpula de tamaño celestial y nos detuvimos por fin en una esquina, allí me apee del flotador nuboso de marras a una indicación del Ángel, el suelo parecía de cristal pero no estaba frio al tacto, le seguí hacia una esquina del salón hasta un despachito que por dentro era del tamaño camarote de los Hermanos Marx, donde entró decidido y con un (solo) paso firme mi guía, el interior era un caos de gente más o menos alada o con túnicas grises de funcionario, había un fuerte ruido de ordenadores e impresoras funcionando a todo trapo, las conversaciones eran en voz alta y todo el mundo atendía a sus respectivos teléfonos.
  • Que dice el jefe que agrupéis a los islámicos por un lao y a los budistas por otro, lo mismo que las demás religiones afines, ya que está hasta los pelendengues de cambiarse de ropa y aspecto. –Gritaba uno.
  • ¡Que no! que por mucho aceite bendito que le pusieran al obispo o al papa, la orden es que sea juzgado como los demás, ¡no, no entra solo ni por enchufe! es orden del baranda. –Decía otro.
  • Conferencia con el ultramundo, es Pepe Botero, ¡SI! el de los cuernos, que dice que se ponga el jefe, que a ver a que idiota se le ocurre liar un fin del mundo un viernes noche y a primeros de mes después de que la gente haya cobrado, ¡si si señor! Se lo paso. –Decía un tercero por su teléfono.
  • ¡Joer a ver si me organizáis las colas por países! o al menos por orden alfabético, -Gritaba otro- así no hay manera de llevar un orden.
  • ¡si! ¿Quién dice que es? Ah el presidente tal, ¡noo! Ya le han dicho que no tenemos sala VIP para el tema de las colas, ni autobuses lanzadera para jefazos de bancos ni presidentes de países autonómicos, -Decía otro aferrado al auricular de su teléfono, con tanta fuerza que hasta le blanqueaban los nudillos- ¡A pata como todo el mundo! ¿Que…? ¡¡NO!! no se reparten bocatas a medio camino, ¿estás loco o que tío? mira me importa un carajo lo que fueras en vida, la has diñao y punto, ahora devuelve el teléfono al funcionario y sube aquí andando o te mando un arcángel exterminador, que te lo va a explicar por señas y con su espada llameante.
  • Uno de los pasillos se está combando, -Decía otro- dispersad a los gordos en varias filas y no en una sola.
  • Y seis huevos duros. –Resonó al fondo la voz de Groucho.
Entretanto mi Ángel abrió la puerta de un despachito adjunto, me hizo entrar de un empujón y se cuadraba ante un melenudo alto y flacucho, llevaba una túnica blanca con el rotulo “Personal” y una plaquita prendida que decía “ Chus, Encargado jefe de recepción” este no paraba de darle a una mancuerna y beber batidos de esos de culturistas, en su frente lucia una cinta de esas de recoger el sudor de color azul con un eslogan que decía “Estoy en la gloria”, su barba bien recortada le sentaba estupenda, sus ojos eran atrayentes y de su boca salió una voz armoniosa que decía:
  • ¿Joer Gabri ya te habías escaqueado otra vez?
  • ¡Señor! El Arcángel 002-01 Gabriel se reporta a sus órdenes Jesús.
  • Vale, vale ya salió el militarista relájate que no soy san Pedro, recuerda que el listo está libre por pillarse el día de asuntos propios y no le ha tocado este fregao, haber ¿Dónde andabas?
  • Estaba en la cola 332, kilometro 650.02 poniendo orden, un negro y una madura flacucha, teniendo más o menos sexo posiblemente anal en público, ¡señor! ambos enviados a planta sótano de un salto, traigo conmigo al causante colateral del desaguisado, para sentencia probablemente eximente pues aduce defensa propia en su seguridad anal.
  • ¿Es este el susodicho que provoco el altercado? –Jesús me señaló.
  • ¡Ergo sum! Vamos… ¡que si!!
  • ¿Tiene usted algo que alegar?
  • Pues dado que soy mecánico y bueno en lo mío, imagino que si su señoría, -Dije- pero en lo referente a lo de la cola del negro…
El arcángel me dio una colleja a la vez que decía:
  • Se dice el negro de la cola, o el problema de la cola con el negro de detrás, se comedido y no mal hablado.
  • ¡vale vale! Ya capisco tío, si me dejas que chamulle mi historia al menda, el tipo lo entenderá pero no te pases con la manita que se te va muy ligera.
  • Si anda deja que hable, pero usted sea breve. – dijo Chus.
  • El tipo se excito sexualmente me lo arrimo y casi me encula, le deje pasar delante y como ya estaba alegre se engancho a la flaca y se la coló allí mismo, entonces llego este y de un golpe los tiro al vacio, luego vinimos aquí y punto, ¿es lo bastante breve?
  • Breve y claro, ¿legítima defensa anal? dice usted… esto er…no me a dicho su nombre.
  • ¡Ceferino Cifuentes, natural de Cáceres para servir a dios y a usted! Como decía mi madre, pero puede llamarme Cefe como todo dios… er… bueno disculpe, no quería molestar.
  • Si vera Ceferino es usted el autor de un accidente pero no le veo malicia, le perdonare y podrá volver a la cola…
En eso suena el teléfono y Jesús lo coge, oigo retazos de su conversación:
  • Si papa… localizar a John Greyfton el astronauta, si vale estará en una cola… enseguida lo localizamos… ¿Qué te ha llamado quien? El pepillo, el de abajo si… que si podíamos anularlo todo que esta hasta los co… cejas, si entiendo, ¿un pacto con el? no sé yo papi ya sabes cómo es con sus truquitos.
Jesus tapa el auricular con la mano y grita al arcángel Gabriel:
  • ¡Localizad y traerme al astronauta metepatas! el tal John Greyfton ese, ¡súbito, rápido presto! o como quieras pero lo quiero aquí ¡¡YA!!
Gabriel me toma del cuello y me saca del despacho, comienza a dar órdenes y todo el mundo se pone a buscar al tal John el astronauta metepatas, diez minutos después la verdad se abre camino y casi me aplasta, pues el puto John Greyfton es el negrata cachondo al que hemos despeñado con “huesos” la cincuentona, al darme cuenta intento huir corriendo pero Gabriel me coge del cuello, mis piernas siguen moviéndose por impulso, debo parecer el coyote del correcaminos antes de caer por un barranco con los pies en el vacío, nubecita de polvo incluida.
  • ¡Tu ganso! ven p´aca. –Dice Gabriel.
Abre la puerta del despachito y me tira dentro sin miramientos, casi me descalabro al caer contra uno de los juegos de pesas que el Jesús tiene tirados por el suelo, Gabriel se queda en la puerta con los brazos (y alas) en jarras diciendo:
  • Jefe mire usted por donde salimos de esta, pues ahora resulta que el tío al que buscamos es el cachondo al que nuestro amigo cedió el paso.
  • ¡No jodas! –Dijo Chus dirigiéndose a Gabriel- debes estar de cachondeo.
  • No jodo jefe, - Respondió el arcángel- de hecho llevo una eternidad sin darle al tema, con eso de que los ángeles no tenemos sexo, ¡ya sabe nasti de meneo y alegría! así que de cachondeo tampoco estoy, va en serio gracias al Ceferino este nos hemos quedáo sin el moreno.
El silencio se hizo pesado en la habitación, los escritores finolis dirían que paso un ángel, pero el cuarto era tan chico que ya no cabíamos mas, finalmente tras un par de minutos de espera Jesús encontró la solución y dijo:
  • Vale ya esta les mandaremos al causante del accidente del negro como si fuera la reencarnación del mismo.
  • No parece mala idea, solo falta que tu padre y el de los cuernos acepten el cambio, -Repuso Gabriel- lo cual no me parece fácil, recuerda que el de abajo ya tiene al moreno fijo y seguro.
  • Hablare con papi y que lo arregle, a fin de cuentas tanto él como el de abajo están conformes en anular esta movida.
Yo no las tenía todas conmigo, pero mientras me levantaba del suelo observe como el melenas charlaba por teléfono, estuvo un rato discutiendo con alguien y mirándome de reojo, yo procuraba alejarme de Gabriel por si le daba otro ataque de mala uva, por fin y tras dar un montón de excusas a su interlocutor Jesús colgó el teléfono y muy diplomáticamente me dijo:
  • Bueno majo, el asunto está resuelto, te vas a ofrecer voluntario para sustituir a John el moreno en una misión de mi padre y muy señor tuyo, ahora vas a decir que aceptas o Gabriel te mandará al infierno de una patada en tu virgen culo y sin escalas.
  • Yo er… si claro que acepto, ya sabe como dije antes, soy el Cefe para servir a Dios y a usted.
  • Bien, muy bien esto se va encarrilando, veras Cefe ¿tú sabes lo que es la reencarnación?
Permanecí en silencio durante un momento, por mi mente pasaron mis primeros escarceos sexuales en el instituto con Encarnación Díaz alias la golosona, una compañera de clase un poco putilla, los chavales llamábamos reencarnación al hecho de que te chupara la minga dos veces en una tarde, solo unos pocos teníamos esa suerte, yo entre ellos; finalmente decidí que el Jesús no se refería a eso pero el recuerdo me alegró.
  • Está bien deja de pensar pues te puedes hacer daño en el coco, además se puede oír desde aquí el movimiento de la maquinaria de tu cerebro, -Dijo Jesús- veras te explicare cuál es tu misión, el porqué y como lo haremos para evitar el juicio final.
Bueno el tema es que me explicaron que se había intentado destruir el meteorito Apofis, el método era el mismo de la película Armagedón, es decir una nave con unas bombas nucleares tamaño XXL para colocárselas al pedrolo espacial ambulante, el fallo era que mientras el equipo de tierra situaba los artefactos en su sitio, nuestro “amigo John” el moreno se había hecho mamar el rabo por su copiloto la mayor Elisa Reins, el muy gilipo… y tonto de los coj… al correrse había golpeado de forma accidental el botón de detonación de los artefactos nucleares, la detonación subsiguiente y prematura de estos se había cargado a todo quisqui en el asteroide y afectado al curso de este, ahora en lugar de dar a la tierra de refilón nos daría de lleno en el centro y con una fuerza de la hostia.
Mi misión era evitar la metedura de pata del negro, aguardar al equipo de tierra hasta que pusiera los artefactos a la profundidad adecuada, recoger a los que colocaban las bombas y salir a escape del asteroide, una vez alcanzada la distancia segura hacer la detonación pertinente y contemplar la bonita escena, el asteroide reventaría por la explosión quedando convertido (Dios mediante) en fina arena de playa que no dañaría al planeta al incinerarse en su paso por la atmosfera.

La parte peliaguda de la historia, venia cuando me dijeron que tenía que reencarnarme en el negro unos instantes después de que este se corriera en las fauces de Elisa su copilota, es decir en ese momento que los franchutes llaman “la pequeña muerte” que no es otro que el de después del orgasmo y cuando te quedas chafado, me dijeron que no podía ser enviado antes pues el tipo gozaba de buena salud y mas pamplinas, por otro lado estaba el hecho del pecado, pues al gachó se la estaban mamando en plan lujurioso una tía que no era su legitima esposa, así que yo no podía tomar su lugar en plena mamada pues estaría a mi vez en pecado y gozando en plena misión divina, es decir una paradoja celestial, mi misión era simplemente evitar que la mano del negro cayera accidentalmente sobre la seta roja que iniciaría la autodestrucción y detonación de las bombas nucleares.

En pocos minutos fui llevado a una sala de mediano tamaño, allí había una cabina telefónica como las de toda la vida pero con el teléfono por fuera y adosado a un pequeño teclado de ordenador, antes de entrar Jesús me dio las últimas instrucciones diciendo:
  • Supongo que con que te sujetes con las manos a la cabeza de la copiloto, habrás cumplido tu misión y no tocaras la seta roja de detonación de los artefactos, pero no queremos correr más riesgos por culpa del bobarras ese, así que te quedaras en su cuerpo hasta que estallé el meteorito Apofis, hablaras en ingles como él y con su voz, sentirás lo que el sienta y manejaras su cuerpo, si la misión sale bien volverás a tu cuerpo de forma automática y no recordaras nada de todo esto, ¿estás conforme? vamos contesta.
  • Si claro, pero no se… ¿me darán un premio o una gratificación? en fin uno no salva al mundo todos los días y ya que no recordaré nada pues…
  • Eso ya se verá, -Contestó Chus- pero seguro que te damos algo que desees, al menos te perdonaremos tus pecados pasados hasta el momento en que acabes la mision, imagínate que la diñas mañana, iras al cielo de forma automática.
  • Si bueno vale… me quedo con lo de los deseos, que sean al menos tres y ya los pensare al acabar.
  • Está bien hablaré con papa pero cederá, ahora venga entra y te mandaremos a tu destino.
El Gabriel me empujó sin demasiados miramientos dentro de la cabina, mientras intentaba acomodarme vi como un funcionario de túnica gris daba un papel con algo escrito a Jesús y este introducía los datos en el teclado del aparato, levanto el auricular y dijo algo muy alto en latín, lo siguiente fue ver un halo luminoso surgiendo de las paredes y todo se volvió difuso, la luminosidad alcanzo mis ojos y me sentí sumido en un fogonazo de un blanco radiante a la vez que mi cuerpo parecía levitar ingrávido.

Lo veo todo negro, debo de estar más tumbado que sentado, una sensación de bienestar recorre mi cuerpo, mi cabeza parece oscilar levemente y por fin digo:
  • ¡Joer tía uuffh… que mamada mas de puta madre me has hecho ahhh… casi me dejas seco.
Mi voz suena extraña, suena como si estuviera estrangulando a un pato, escucho algo similar pero con voz más dulce diciendo algo, mi mente tarda pocos segundos en traducir del ingles americano al castellano la respuesta de mi copilota:
  • Si llego a saber que estabas tan lleno de leche me traigo un cubo, cariño mío.
Recuerdo súbitamente las instrucciones de Jesús, extiendo los brazos hacia la voz al mismo tiempo que abro los ojos, sujeto con las manos la cabeza de una mujer de color con la cara empantanada de semen, gotas blancas caen de su nariz y boca lo mismo que de sus untadas mejillas y mentón, ella aun pasa la lengua por mi prepucio como una gata golosa a la vez que roza con sus gordezuelos labios el miembro aun tieso, esta empapada de leche pero veo una cara bonita sonriéndome, aprovecho que tengo las manos donde debo y me relajo a la vez que miro a mi alrededor.

Estoy en la nave espacial, sentado en uno de los butacones de piloto con la copilota sentada en el suelo, a nuestro alrededor esta todo lo que imagináis, controles y consolas de mando, palancas, mandos, pantallas, algo así como mil botones con lucecitas y una maquina de esas que hacen “bip” cada 15 segundos.

Entonces me percato de algo que había pasado por alto al primer vistazo, ¡soy negro! Ahora que me fijo en mi pito descubro que es más oscuro de lo normal lo mismo que mis manos en la cabeza de la chica, ella también es negra pero algo más clara, yo en cambio soy más oscuro que la noche debo de ser zaino como los toros, al menos en mi polla que parece relucir brillante de saliva, entonces me fijo en más detalles, para empezar esta es algo más grande y gorda que la mía y eso que voy bien servido pero pienso que mi primer deseo será intercambiar medidas con el metepatas.

Miro a mi alrededor de nuevo y localizo la seta roja del botón de detonación de las bombas, mientras tanto mi amiga se está limpiando con un pañuelo de papel, yo localizo una jarra de plástico duro con restos de café y me lo tomo de un trago, le pido un pañuelo a la chica y limpio el interior de la jarra, colocándola después sobre la seta roja para que la proteja de golpes accidentales, hecho esto vuelvo la atención hacia mi copilota que se atusa como una gatita.

Puede que John se haya quedado contento con la mamada, pero yo es decir Ceferino, aun sigo excitado por el espectáculo y dado que aun tengo horas de estar aquí decido sacar provecho a la situación, me pongo de pie y tomo a Elisa por el talle plantándola un espectacular beso en plena boca, sus labios de mamona consumada no se me resisten y colabora en el beso con pasión, ambos llevamos puesto un mono de astronauta con una cremallera en forma de J, ya sabéis empieza en el cuello y acaba en la parte de atrás del culo para poder ir al servicio sin quitarse el mono, para orinar solo hay que hacer a un lado el slip o tanga y ya está.

Deslizo mis manos por la cremallera de la chica hacia abajo abriéndola el traje, ella se resiste un poco diciéndome que nos verán por los monitores y por tanto medio mundo la va a ver en cueros, entonces pienso en mi segundo deseo que no es otro que toda mujer que elija haga siempre gustosa lo que yo pida.

No sé si mi deseo se cumple, pero de repente la morenita no solo se deja abrir el mono sino que oscila los hombros para que se pueda acceder mejor a sus pechos tamaño pomelo, sus morenos pezones están erizados y duros, mi boca se precipita sobre ellos y los mamo con gusto mientras la mujer echa la cabeza hacia atrás entre jadeos, mis manos no están ociosas con una llevo la lengüeta de la cremallera hasta el final rodeando su culo, con la otra aparto el tanga y acaricio su chochete mojado.

Elisa chorrea de deseo la empujo suavemente hacia el asiento y se deja caer, me precipito sobre ella rozándola el coñito con el prepucio, ahí voy, entro empujando suavemente la carne que se abre a mi paso, sus labios externos chorrean flujo, los internos se me abren pareciendo masajear el miembro invasor, su túnel vaginal se contrae y dilata según entro con todo mi ser, el interior es cálido, acolchado, vibrátil de deseo, ella gime moviendo sus caderas sintiéndome tan dentro como nadie la ha llegado, se estremece y ondula sus caderas, siento que toco fondo una y otra vez, aumento el ritmo y ella grita de gusto pero no me detengo, siento sus pezones contra mi pecho, su boca se abre y veo restos de esperma en el cielo de la misma así como dentro de su nariz, eso me enardece y la penetro más a fondo, aumento el ritmo y la veo disfrutar, ella grita mi nombre y pide más fuerza en las acometidas, la complazco y prácticamente la clavo al sillón con un ritmo increíble, durante un buen rato la follo a gusto y no aflojamos, parecemos animales en celo a tope de deseo, mi morena goza y se corre pero no me detengo, su cuerpo se estremece y corcovea entre espasmos de placer, pero no la doy tiempo a relajarse y sigo a lo mío empujando una y otra vez.

Pongo las manos en sus pechos y los aprieto, me sujeto a ellos mientras la clavo sin parar ella grita de placer y me hace sentir en la gloria, sigo dándola verga y su coño parece chorrear flujos, todo huele a sexo y en la cabina resuenan chasquidos húmedos y jadeos por ambas partes, siento que me voy a correr y se lo grito a la cara, ella me muerde los labios sé que está a punto de nuevo, se me abraza al correrse y se estremece de pies a cabeza tensándose contra mi cuerpo, me corro en su interior pero apenas aflojo el ritmo, debo estar soltando bastante semen pues salpico el asiento en cada embestida cada vez menos rápida pues el placer me puede.

Mis piernas tiemblan, salgo de la negrita y conmigo un chorretón de esperma surge de su sexo rosado, se forma un charco grande en el asiento mientras contemplo a la mujer medio desvanecida, me noto débil y pienso en que debería tener más aguante y perfecta forma física como tercer deseo, de repente mi verga negra que había comenzado a aflojarse se yergue desafiante de nuevo, hago que Elisa me la mame de nuevo para que pueda saborear su propio flujo y mi leche a la vez.

Seguidamente la hago levantar e inclinarse sobre el asiento con el culo en pompa, dirijo la verga a su culito y la penetro aprovechando que su agujero se ha lubricado en el charco de esperma, ella grita y se aferra con las manos al asiento, la penetro suave pero dado mi grueso calibre la noto tensarse, muerde el respaldo aguantando como una jabata, está abierta de piernas con el culo en pompa y las tetas colgando meneándose al ritmo de mis empujones mientras la enculo a un ritmo creciente, guiño un ojo a las cámaras imaginándome a todo el centro de control de Houston masturbándose al vernos.

La ayudo sin desclavarme a subir las rodillas al asiento, vuelvo a hundirme en su culo hasta que las pelotas rebotan contra su raja de la que no para de brotar semen de mi anterior corrida, aumento mi ritmo de enculada y ella salpica todo el asiento mientras hunde la cabeza en el respaldo del sillón, jadea grita y gime a la vez que usa sus manos para tocarse el pecho y el clítoris, me siento el rabo atrapado, oprimido y estrujado en su interior en este mete y saca fogoso dentro de su ano, el esfínter me aprieta tanto que sé que me desharé de placer sin tardanza, pero intento aguantar su ritmo pues la muy zorra ayuda en los empujones saliéndome al encuentro, nos acoplamos como podemos mientras gozamos como fieras, ella sin parar de gritar se corre de gusto con mi semen aun dentro y frotándose el clítoris con la mano empapada de líquidos mutuos.

Siento que me voy a correr y salgo del culo de mi pareja, Elisa esta alucinada y aun temblorosa por la última corrida, la tomo del brazo y ella cae de rodillas ante mí, hundo la verga tumefacta en su boca y doy un par de torpes envites antes de eyacular dentro, ella tose y un chorro de esperma sale de su boca pero reacciona rápido y aprieta los labios a la vez que mueve la cabeza adelante y atrás, me descargo dentro en varios chorros que traga gustosa, me tiembla el cuerpo pero el placer es bestial, los labios, barbilla y pecho de la chica están empapados con chorretes blancos de semen cayendo y resbalando por su piel, es lo último que veo antes de apoyarme en la consola de pilotaje y cerrar los ojos agotado.

Aun nos da tiempo a otro polvo que echamos una hora después, conmigo sentado y ella montándome en plan amazona, recuerdo que tras largo rato me corrí dentro de la negrita y la chica se puso un papel a forma de tapón para conservar el esperma en su interior; algo después y tras llamarnos de todo por la radio volvieron los de la misión de colocar las bombas, ellos nos habían estado escuchando mientras taladraban para colocar los explosivos y venían que no veas, alguno incluso propuso la idea de usar a la copiloto como alivio de sus tensiones hasta que llegásemos a tierra, no sé si lo hicimos pues escapamos de la superficie del meteorito Apofis a toda leche y desde una distancia segura lo hicimos detonar.

Todo fue bien y la explosión fue la hostia de potente y de bonita, el pedrolo errante no quedo convertido en arena de playa, pero si en gravilla que solo podría ser usada como arena para gatos y poco mas, bueno eso es casi todo lo que recuerdo pues me dormí en el sillón del piloto y me desperté de nuevo en mi cama, ahora ya como Ceferino Cifuentes natural de Cáceres.

Me desperté si señor y levante la sabana, ¡Ele su arma! el chus había respetado el pacto, mi pito parecía el mismo de color normal en mí, pero había aumentado de tamaño y grosor, mi cuerpo ya no tenía esa pequeña barriguita de antes, ahora era una tableta de chocolate tensa y fibrosa, a mi lado estaba mi María como casi siempre, excepto esos días que dormía en casa de su madre, por lo general hacia eso un par de veces al mes, yo nunca he desconfiado de ella ¡PERO! ¿Recordáis la bifurcación a la derecha por la que se iban las infieles, putas, abogados y políticos? Pues vi a mi María tomar ese camino mientras yo miraba desde la cola, así que en venganza por los cuernos probaría el deseo de que toda mujer que elijiera haría gustosa cualquier cosa que la pidiese, lo probaría con ella y con su hermana, puede que también con la directora del banco y con la parienta del jefe a cambio de euros claro está, incluso pensé que si salía bien podía dedicarme a gigoló de ricas y políticas diversas, en fin que el futuro se presenta de maravilla.

En fin gente he de dejaros para comprobar cómo funcionan mis deseos, ha sido un placer salvaros la vida, chao y de nada.


Querido lector, acabas de leer el decimocuarto relato correspondiente al XXI Ejercicio de Autores.

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