domingo, 19 de junio de 2016

La pareja de moda

Mássimo la fama es algo temporal y debes saber aprovecharla” fueron las palabras de mi manager el día que Tania La Bomba y yo ganamos el premio AVN a la mejor pareja porno del año.
Desde entonces, y mientras la demanda no baje, estamos rodando una escena a diario. Dicen que nuestro éxito radica en la química que hay entre los dos y en nuestra imagen de vecinos de al lado. Todas las productoras de cine para adultos se nos disputan y nuestro caché ha aumentado de forma desorbitada.
Por aquello de la variedad, de vez en cuando alguna chica rueda con nosotros para hacer un trio y un dúo lésbico con Tania. Otras veces añaden a algún tío, con el que comparto todos y cada uno de los agujeros de mi partenaire habitual. Oral, anal, doble penetración…, para ella nada es tabú y a mí me da mucho morbo ver como se entrega a otros hombres.
De un tiempo a esta parte, durante los descansos, hemos comenzado a intimar. Ella me cuenta cosas de su vida, yo le hablo de las mías. Conversaciones de colegas que, para mí, han pasado a ser mucho más. Estoy descubriendo la chica sencilla que hay en ella y no a la estrella del porno que todo el mundo ve. Sin querer, me he empezado a enamorar.
Ha sido imaginarla como algo más que una compañera de trabajo y me he comenzado a meter tanto en las escenas que los directores no paran de elogiar mi buen hacer. Ellos no saben varias cosas: mis besos son de verdad, cuando le hago el cunnilingus buscó su disfrute y cuando la penetro toco el cielo.
Por lo que me ha contado no tiene pareja, sus noches son iguales de solitarias que las mías. Sé que puede parecer una locura, pero lo de ser los “porno-stars” de moda pasara y dejaremos de vernos; así que antes de que esto suceda, he decidido pedirle una cita.
Le he comprado un ramo de rosas para que sea todo más romántico. Al acercarme a su camerino, le escucho hablar con alguien.
—… no debes ponerte así. Vuestras películas siguen siendo las más solicitadas y dice Phill que tenéis trabajo para largo.
Sé que es mucha pasta. ¡Pero es que estoy hasta el coño de Mássimo! Es el tío más pusilánime que me he echado a la cara. Ahora le ha dado por contarme su vida…. ¡Si supieras la de gilipolleces que me dice!...
Las flores van a parar a una papelera, junto con algún pedazo de mi corazón.
La escena de hoy incluye un anal. Inusualmente no empalmaba y me han tenido que dar un par de tabletas azules. Mientras sus labios buscan los míos, enreda sus piernas en torno a mi espalda y mi polla atraviesa brutalmente su recto, un único pensamiento se apodera de mi mente: “Solo puedo follar con ella, ¡pero nunca me querrá y no será mía!”

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